martes, 16 de diciembre de 2014

Seguridad contra incendios en hoteles

Supongo que todos nosotros cuando viajamos aprovechamos la ocasión para observar hechos y aspectos relacionados con nuestra profesión. Los miembros de los servicios de bomberos y los profesionales de la prevención y protección contra incendios no somos ajenos a este fenómeno.
 
La semana pasada estuve unos días en la isla de Tenerife. Me alojé en el Hotel Sol Tenerife en Playa de las Américas en el municipio de Arona. No voy a hablar de mis vacaciones ni de las deficiencias de los hoteles de cuatro estrellas en Canarias, sino de un hecho relacionado con la protección contra incendios que observé en dicho hotel.

Como puede verse en la fotografía que ilustra la cabecera de esta entrada del blog, el detector de incendios se encuentra  situado en el techo junto al armario. Y no quiero decir cerca del armario, sino literalmente junto al armario, a menos de un centímetro de este, contraviniendo no solo la normativa de PCI sino las más básicas y elementales buenas prácticas que cualquier instalador de protección contra incendios debe conocer (al menos 10 cm de separación de la pared). No se me ocurre un fallo más burdo en detección de incendios; es como si el fontanero hubiese montado el grifo de agua lejos del lavabo. Este detector así colocado no solo denota la torpeza e ignorancia de quién lo instaló sino que pone de manifiesto una gran cadena de fallos en materia de protección contra incendios en esa comunidad, en esa isla y en ese municipio.

Como el hotel es bastante antiguo, creo del año 1979, cuando en España no existía ninguna legislación de protección contra incendios, es de suponer que en alguna reforma del mismo se ha instalado la detección de incendios y ha debido ser en ese momento en el que se ha cometido el error. Este fallo tan flagrante ha dejado en evidencia al arquitecto director de la obra de reforma del hotel, al aparejador, a la empresa instaladora del sistema de detección, al ingeniero que diseño el proyecto de instalación y lo firmó, al empleado que colocó con sus manos el detector,  a los servicios de inspección del departamento de Industria de la Comunidad Autónoma, al Gabinete de Seguridad e Higiene del Gobierno de Canarias que en virtud de un cambalache técnico-jurídico-político se hizo con esta competencia de seguridad hotelera (aunque en realidad pertenece a los Cabildos), al Consorcio de bomberos de Tenerife, que ha desmantelado su departamento de prevención de incendios y que probablemente no ha inspeccionado dicho hotel, al servicio municipal responsable de la concesión de la licencia, que aceptó como bueno el proyecto sin inspeccionar la instalación “in situ”, y naturalmente al responsable de instalaciones protección contra incendios (si es que existe) o de seguridad (suele ser un policía con escasos conocimientos de PCI) de la cadena hotelera que lo explota, por no haber hecho su tarea. Y también deja en mal lugar al director del hotel y al jefe de mantenimiento del mismo.

Las Islas Canarias es uno de los principales destinos para el turismo europeo de calidad y emblemático para la industria turística española y este mal ejemplo dice bien poco de la calidad de la protección contra incendios en España y de las autoridades canarias competentes.

Hay quien puede pensar que no es para tanto, que fallos así se ven continuamente y esto es cierto. De hecho, la revista Prevención de incendios de APTB, nos sorprende cada número con una imagen de este tipo en su sección “Chapuzas de la PCI”, pero, lo que me ha llamado la atención es verlo en un hotel de cuatro estrellas del grupo Sol Meliá que es una de la principales cadenas hoteleras del mundo, la primera en hoteles vacacionales y lider mundial en Sudamérica y en el Caribe. Una anécdota de estas características la hace merecedora de  estar clasificada entre las últimas, en materia de seguridad contra incendios. Ya sé que no todos los hoteles ni algunas de las ocho marcas del grupo Sol Meliá en su puerta (Tryp, Sol, Meliá, ME, etc.) son propiedad del grupo y que se gestionan en virtud de distintos acuerdos de explotación, pero antes de poner su prestigioso nombre habrían de cuidar estos detalles. Para ello deberían contar en su plantilla con auténticos expertos de protección contra incendios que vigilasen e inspeccionasen de verdad y con regularidad los cientos de hoteles de la cadena para detectar los más leves fallos de seguridad contra incendios.

Los que nos dedicamos a esto de la prevención de incendios ya conocemos que los hosteleros españoles nunca han destacado por su sensibilidad en los asuntos de los incendios. De hecho gran parte de la mejora de la seguridad contra incendios en los hoteles españoles ha sido gracias a las presiones y exigencias de los grandes turoperadores europeos. Cuando la APTB ha organizado las Jornadas Internacionales de Seguridad contra Incendios en Hoteles SEGURHOTEL (Palma de Mallorca -1994-, Gran Canaria -2002-, Valencia -2006- y Mallorca-2010-) lo que más costó fue conseguir la colaboración de las grandes empresas hoteleras, y la representación del gremio hotelero fue escasísima entre los asistentes, como si fuese un tema que no les interesaba. En las últimas Jornadas de Mallorca en octubre de 2010 la patronal hotelera balear puso numerosas trabas para que no se celebrase, adhiriéndose a última hora a la vista del apoyo institucional con que contaban las jornadas, aunque declinaron presentar una ponencia para exponer sus puntos de vista. Sabemos bien que la Administración Turística del Estado –que de incendios sabe poco o nada- se opone continuamente a nuevas regulaciones europeas de seguridad contra incendios en hoteles y en Bruselas votan en contra de estas iniciativas. ¡Qué lástima! Siendo España una potencia mundial en Turismo debería ser también lider en la protección contra incendios de los establecimientos turísticos. Otra oportunidad perdida para la Marca España.

En cualquier caso, no tiene justificación que nadie haya visto este fallo antes que yo, que pasaba por allí por casualidad.

Publicado el 16 de dicembre de 2014