miércoles, 26 de agosto de 2015

Comparación de bombero alemán y español

En la revista XLSemanal que se distribuye como suplemento dominical en los periódicos del grupo Vocento, se publicó en el año 2011 un artículo que comparaba el ejercicio de algunas profesiones en España y Alemania. Entre ellas se examinaban las condiciones de un bombero español, de Murcia, con un bombero alemán, de Berlín. Como algunas personas me han comentado su interés por esta  comparación de decidido incluir esta información en el blog. 
 
Advierto al comienzo del artículo que Modesto Torres el bombero español utilizado en la comparación ha realizado un comentario (al pie) informando que fue objeto de manipulación y dice no ser cierto el salario que se le atribuye. Además no es bombero de Murcia, sino de Cartagena. 
No dispongo del artículo entero, tan solo de la portada de ese número de la revista y la página en la que se incluyen las tablas comparativas de los dos bomberos(1). La información es del medio y del periodista. Me limito a reproducirlo.
Evidentemente, llama la atención que en 2011, un subjete de destacamento de la capital de Alemania, con más antigüedad, gane más dinero que un bombero de la capital de Murcia (de Cartagena) (y eso que no han comparado el sueldo por hora de trabajo).
Como sé que a muchos les sienta mal este tipo de comparaciones y no estarán de acuerdo con el contenido del artículo, por distintas razones: porque los datos comparados no son homogéneos, o porque la elección de las ciudades no es representativa, o por cualquier otra causa, pues les ruego que dirijan sus críticas a los autores. Si lo que no gusta es que el bombero español tenga un salario mayor que el alemán propongo dos alternativas: 
1.- hablar con el alcalde de Berlín para que suba el sueldo a sus bomberos.
2.- solicitar al alcalde de Murcia (Cartagena) que baje el salario a sus bomberos. 

No es la primera vez que surge la polémica sobre el salario de los bomberos en España(2). En algunos conflictos laborales en que el responsable político ha hecho público el salario de los bomberos de su institución ha sido inmediatamente desmentido por los sindicatos. Una de las causas de esta discrepancia es que desde las instituciones se expone el salario bruto e incluyen todos los conceptos salariales conteniendo el sueldo base, los complementos de productividad, los pluses de nocturnidad, festividad, horas extras y otros complementos, y desde los sindicatos se habla del salario neto mensual dejando de lado algunos complementos salariales(3).. En todo caso, los ciudadanos se merecen absoluta transparencia en todo lo relativo a la administración pública, lo que también incluye a los sueldos de los funcionarios.

Si alguien dispone del artículo entero y me lo quiere pasar puedo añadirlo en estas páginas.

(1) Las condiciones reflejadas en la tabla no son hoy las mismas que en 2011. Ignoro cuál es la evolución salarial en Alemania, pero en España, desde entonces, se ha reducido el salario de los funcionarios, se les retuvo una paga extra, se han congelado los sueldos y se aumentó la jornada laboral de 35 a 37,5 horas semanales, por lo que el horario anual de 1.512 horas manifestado por el bombero de Murcia en 2011, hoy es manifiestamente ilegal.

(2) En un país tan dispar y heterogeneo como España es imposible establecer comparaciones con otro país europeo. Es verdad que, aunque no todos, en España hay bomberos que ganan más salario que algunos bomberos de Alemania, y de otros países europeos, pero es que algunos bomberos españoles cobran la mitad, o menos, que otros, por lo que es normal que estos se molesten cuando se haga una afirmación absoluta. Lo que no es normal es que se cabreen los que ganan más, pues debería ser motivo de orgullo.

3) Lo que de verdad debiera ser objeto de comparación es el salario/hora que es el auténtico indicador de los costes de personal del servicio en relación con su operatividad.

Publicado el 26 de agosto de 2015

Modificaciones incluídas el 27 de agosto de 2015




lunes, 24 de agosto de 2015

Memoria anual de actividades (I)

La memoria anual de un servicio público de emergencias (bomberos, protección civil o emergencias sanitarias) es el documento que recoge todos los datos de la actividad del servicio durante un año. La memoria ha de ser mucho más que una recopilación o sucesión de datos de las actividades realizadas con el objetivo de cumplir con una tediosa obligación rutinaria de exponer todo lo que hemos hecho el año anterior y de rendir cuentas de nuestra organización. 

La elaboración de la memoria no solo debe ser un ejercicio de responsabilidad de las administraciones para con sus ciudadanos, sino que ha de ser considerada como una herramienta de gestión de sus directivos por lo que debe abordarse con meticulosidad. Por supuesto, partimos de que ya tenemos un método sistematizado de recogida de datos y de que hemos recolectado adecuadamente todos los datos necesarios para elaborar la memoria (en otros artículos anteriores ya hemos tratado de la importancia de realizar una adecuada recogida de datos y de contar con unas buenas estadísticas). 

Para confeccionar la memoria es importante definir el público objetivo al que va dirigida, pues, en función de los destinatarios la memoria podría tener estructura y contenidos diferentes. 

Lamentablemente muchas memorias anuales de los servicios de emergencias no siguen un patrón por lo que resulta más complicado elaborarlas y muchísimo más difícil comparar sus datos con las memorias de otros servicios. 

Aunque cada organización decide su contenido  estructura en función de sus características e intereses, aquí presento una guía sencilla que puede servir de orientación para elaborar la memoria de una manera más homogénea a los servicios de emergencia. 

Estructura de la memoria
La información a incluir en la memoria debe ser presentada de una manera estructurada que haga más fácil su lectura y comprensión para el público al que está dirigida. Una estructura básica de la memoria debe contener: 

1.- Presentación
Dónde se explique el interés y el objetivo de la elaboración de la memoria y se dé cuenta de algún cambio estratégico importante respecto del año anterior. Suele estar redactado por la autoridad o máximo dirigente, representante de la organización.

2.- Información institucional
Debe incluir de una manera clara y sintética los datos básicos generales del servicio de emergencias en relación con la ciudad, comarca, provincia o comunidad, así como la extensión y población cubierta, la plantilla, el número de intervenciones del año, víctimas mortales, personas salvadas, el presupuesto anual, y algunos ratios calculados entre estas variables (habitantes/plantilla; plantilla/km2; intervenciones/km2; presupuesto/intervención, etc.), que se podrán utilizar como indicadores anuales y nos servirán año tras año, para analizar la evolución del servicio.

3.- Información corporativa
Aquí se ha de recoger la información relativa a la organización interna y los recursos que se gestionan:
-         Plantilla: recoge el organigrama del servicio con la información relativa al personal, distribución de la plantilla, por departamentos, por categorías, por funciones, por edad, por sexo; cambios, altas y bajas producidas, accidentes de trabajo, absentismo, etc.; y tantos datos como quieran exponerse, incluso la tabla salarial, aunque esto se puede recoger en la memoria económica.
-         Instalaciones: infraestructuras, bases, parques, etc.
-         Vehículos: debe contener todos los datos relativos a la flota de vehículos clasificados por tipo, año de matriculación, seguros, kilometraje, ITV, y cuantos datos se quieran reflejar.

4.- Actividades realizadas
En este apartado se incluye toda la información relativa a las actividades llevadas a cabo durante el año. Por lo general se suele hacer por departamentos: Operaciones, Prevención, Formación.

Este capítulo suele ser el que contiene la información más detallada sobre las actividades del servicio. Es una parte sustancial de la memoria en la que se exponen, por lo general, mediante tablas y gráficos las estadísticas anuales de las intervenciones clasificadas por tipos, con tanto detalle como sea posible. Los gráficos más habituales que se incluyen en este apartado son los de las actuaciones o salidas por tipo de alertantes, por tipo de actuación, por base o parque, por mes, por día de la semana, por hora del día, por tipo de lugar, por tipo de edificio, por tipo de afectado, por tipo de afectación, por tiempo de respuesta, por tiempo de intervención, etc., etc. Cuantas más variables se contemplen y se correlacionen entre ellas se podrá obtener información más segregada y completa para el análisis final.

5.- Memoria económica
Esta parte, que suele ser la gran olvidada, debe recoger el presupuesto aprobado ese año (detallado por capítulos: Personal, Gasto corriente, Inversiones, etc.), y si se conoce el dato se puede añadir el presupuesto ejecutado.

También se deberían reflejar los ingresos procedentes de cobro de la tasa municipal o provincial, o de acuerdos, subvenciones, convenios con otras empresas y entidades, así como la aportación de UNESPA o compañías de seguros, o ingresos por otros conceptos.

6.- Análisis
Es la parte más importante de la memoria. Resulta esencial analizar, evaluar y comparar los datos expuestos en los apartados anteriores. Los datos de la memoria en sí mismo no ofrecen información ponderada: dos mil intervenciones al año, no son ni muchas ni pocas si no se corelacionan con otras varaibles como la superficie o la población o las habidas en años anteriores. Un ciudadano no puede saber si un presupuesto de 15 millones de euros, es mucho o poco, pero si le decimos que el coste del servicio es de 40 € anuales por habitante se hará una idea más aproximada, y si aportamos el dato de que la media española es de 30 € por habitante, entonces le estaremos dando información para que sea feliz por entender que su administración le protege mejor que a los demás ciudadanos o se molestará porque su protección le sale más cara que a los contribuyentes de otras ciudades; eso lo tendrá que decidir el ciudadano. Nuestra obligación es facilitarle la información.
 Gráfico con comentarios objetivos de evaluación 
En este apartado es donde se deben incorporar las tablas y gráficos de evolución anual, que nos sirven para detectar nuestros progresos y cambios y actuar en consecuencia. Aquí es donde se ha de reailzar el análisis minucioso y detallado de los indicadores que utilicemos como referencia. También se deben incorporar comentarios desde una perspectiva imparcial que evalúe los resultados y se ofrezcan conclusiones objetivas. Este apartado es el que, desde una perspectiva interna, tiene mayor interés como instrumento de la gestión del servicio público.

7.-Otros
Puede ser interesante, además, recoger otras acciones o eventos, como las apariciones en prensa, las fotografías de las actuaciones más relevantes o de mayor impacto social, las actividades socio-culturales, visitas de personalidades, etc. 

Transparencia
Los ciudadanos deben saber lo que hacemos, dónde lo hacemos, cuántas veces lo hacemos, etc. Les debemos más información sobre nuestra actividad que ellos sostienen con sus impuestos. Y también deben saber cuánto nos gastamos y cómo y en qué se gasta. 

Todas las actividades realizadas por los servicios públicos han de ser transparentes y por lo tanto publicadas para conocimiento de los ciudadanos. Por ello, todos los servicios públicos de las administraciones deberían publicar sus memorias de actividades en sus páginas webs, lo que, a fecha de hoy, ocurre en muy pocos servicios españoles, por lo que hay que felicitar a los que lo hacen
 
 Memoria publicada en la web municipal 
Presentación
Una vez elaborada y presentada la memoria con una estructura tipo, es mucho más fácil realizarla cada año siguiendo el mismo guión. 

Si todas las memorias de los servicios homólogos presentasen sus datos de la misma manera podríamos realizar sencillas comparaciones de los servicios que prestamos.  

 En la segunda parte de este artículo veremos algunas recomendaciones para que las memorias sean más sencillas de entender y de interpretar.

Publicado el 24 de agosto de 2015 
 
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lunes, 17 de agosto de 2015

¿Buenos resultados en bomberos y protección civil?

Como todos, los servicios de emergencias trabajamos para producir u obtener unos resultados. Pero, ¿cuáles son estos resultados que se producen con nuestra actividad? ¿cómo los medimos? ¿sabemos si lo hacemos bien? ¿somos buenos haciendo lo que hacemos? ¿quiénes son los mejores?
 
Me temo que depende a quién preguntemos la respuesta será diferente. Si preguntamos a los bomberos de base (asalariados o voluntarios), estoy seguro que la respuesta será que los resultados son excelentes pues muchos tienen la convicción de que la sociedad hace una valoración muy positiva de su trabajo y tiene un gran concepto del bombero, ya sea remunerado o voluntario. Si preguntamos a los mandos y a los jefes, esta respuesta no será tan rotunda ni triunfalista pues como conocedores de la organización y de los resultados desde dentro son conscientes de que hay muchas cosas que podrían ser mejoradas. Así que nos encontraremos con respuestas tal como: muy mal, mal, bien, muy bien, emitidas de forma absolutamente subjetiva en función de la percepción del individuo en base a sus propias creencias de lo que piensa sobre cómo debe de ser la eficacia de un servicio de bomberos o de protección civil. 

Entonces, si los propios actores nos dan respuestas diferentes ¿cómo podemos saber cuál es la respuesta verdadera?
 
¿Cómo medimos los resultados en bomberos y protección civil?
Es sabido que para medir algo hace falta un sistema de medidas. Para saber el peso de algo, necesitamos una báscula, para medir el tiempo, un reloj. Pero el sistema de medidas en sí, solo nos proporciona mediciones absolutas; tomar una medición con la báscula no nos dice si algo pesa poco o mucho, ni contando el tiempo se sabe si un periodo de tiempo es corto o largo. Para evaluar una medición necesitamos algo más, necesitamos referencias, necesitamos puntos de comparación. Para saber si un atleta es rápido no solo necesitamos un cronómetro sino un punto de salida y una meta y un patrón de medida (compararlo con otro). Para evaluar unos resultados son necesarios unos objetivos, unos hitos, unas metas y un patrón de referencia.
 
Al margen de un catálogo genérico de las tareas que desempeñamos, implícitas en el propio nombre de “servicio de extinción de incendios y de salvamento” (otros han incorporado en su nombre “Prevención”) que puede ser entendido como una carta de servicios, y de una declaración de intenciones de prestar un servicio público para proteger y salvar las vidas de los ciudadanos, animales y bienes, e incluso el medio ambiente, los servicios de bomberos no tienen objetivos definidos ni metas concretas que nos permitan medir si el servicio prestado es bueno o malo, rápido o lento, satisfactorio o deplorable, si obtenemos una calificación alta o estamos en un nivel bajo de competencia. Esto mismo es de aplicación para los servicios de protección civil, donde la amplitud de tareas realizadas y la indefinición es aún mayor. 
 
A falta de una Ley que lo regule y desarrolle nos hemos impuesto,  a nosotros mismos (sin preguntar a los ciudadanos, qué es lo que quieren que hagamos para ellos) de forma unilateral, una serie de obligaciones, tareas, funciones que entre nosotros nos comprometemos a cumplir. En esta tesitura  no cabe duda de que somos eficaces, pues cumplimos con lo que nosotros mismos hemos establecido que debemos hacer, pero si no lo hacemos en un tiempo establecido o lo hacemos a cualquier precio no seremos eficientes.

Así pues, lo primero que tendremos que hacer para conocernos bien es realizar una clasificación de nuestras actuaciones y recogerla, apuntarlas, y contarlas. O sea rellenar unos partes y luego elaborar unas estadísticas. Cuanto más minuciosos y más completos sean los datos que recogemos, más precisas serán las estadísticas que elaboremos después y mejor conoceremos nuestra actividad. Y si otros hacen lo mismo y lo miden de la misma manera, como dice José Julián Isturitz(1) en la Conclusión en su Tesis doctoral sobre Atención de Emergencias(2) habremos logrado tener indicadores comparables y entonces podremos establecer comparaciones mediante un sistema comparable cualitativamente”. Esto nos permitiráaprovechar la globalización para generar competitividad entre administracionesy “generando una comunidad despierta”.
 
Sin estadísticas no se sabe si hay calidad
Mientras esto no ocurra, mientras no tengamos unas estadísticas unificadas homogéneas y comparables no podremos estar legitimados para manifestar públicamente que lo que hacemos lo hacemos eficientemente. Tan solo podremos realizar declaraciones subjetivas arbitrarias, por lo general bien-intencionadas, pero casi siempre mal-informadas, cuando no deformadas. 
 
 Ejemplos de titulares triunfalistas en la prensa  
 
Eso sí, nadie nos podrá negar ser triunfalistas, ni impedir decir que ¡somos los mejores de nuestro pueblo!

(1)    José Julián Isturitz estuvo en Protección Civil del Gobierno Vasco, fue director de emergencias del Gobierno de Canarias, gerente del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria y director general del SEM (servicio sanitario de emergencias de Cataluña). Actualmente es profesor de la UAB -Universitat Autònoma de Barcelona-.


Publicado el 17 de agosto de 2015

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miércoles, 12 de agosto de 2015

El nombre de Bomberos (VI)

Tras las realidades descritas hasta aquí sobre los nombres utilizados en España para designar a los servicios de bomberos se torna en aventura realizar un pronóstico sobre la evolución que puede seguir el nomenclátor de los servicios de bomberos en España.

Para predecir el nombre del futuro debemos enumerar algunas de las variables que van a estar presentes a la hora de definir y marcar tendencias en este asunto de la denominación, que puede tener más transcendencia de la que aparentemente se le pueda dar:

-          La tradición que tanto pesa en estos servicios tenderá a mantener cada uno de los nombres existentes en cada lugar. Cada servicio de bomberos, sus administraciones, sus jefes, y sus plantillas intentarán ser refractarios a cualquier cambio que se quiera no ya imponer, sino innovar. A pesar de las denominaciones oficiales podemos ver como los escudos o emblemas, y en los textos: papelería, formularios e impresos de los servicios de bomberos se mantienen nombres distintos de los oficiales.

-          Los gestores públicos de la administración, como se ha visto en los artículos anteriores no son admiradores del nombre "bomberos" por lo que seguirá habiendo intentos de producir un cambio de nombres.

-          La plantilla de los servicios de bomberos públicos (sus sindicatos) difícilmente van a renunciar a sus  “derechos adquiridos” y por lo tanto no van a permitir que se les cambie el nombre del puesto de trabajo: “bombero”, que lleva asociada una determinada categoría laboral y un nivel administrativo, sin olvidar el derecho-privilegio de la jubilación anticipada que se puede ejercer a voluntad.



-          Algunas administraciones podrían intentar algún modelo diferente de emergencias y bomberos, y con ello aparecer nuevos nombres, pero a la vista de que las organizaciones de nueva implantación suelen ser clones de las que ya funcionan, replicando todos sus defectos, no parece probable que esto ocurra, o al menos yo no espero grandes innovaciones. ¡Ojalá me sorprendan!

-          Los nuevos reformistas, políticos o funcionarios bienintencionados, que quieran cambiar la administración de un plumazo, vendrán con ideas renovadoras pretendiendo nuevos nombres, que serán difícilmente aceptados y por lo tanto, es previsible que fracasen.


-          Los nombres “paraguas” genéricos como "agencia" o “protección civil” que pretendan imponer una supremacía jerárquica sobre el servicio de bomberos o los que busquen que el servicio de bomberos sea dependiente o una filial de una central receptora de llamadas como “Bomberos 112” están abocados al fracaso y no funcionarán. Las creaciones de estas super-direcciones, entes coordinadores, agencias, etc, suelen responder más a intereses de partidos, para poder gestionar estos entes al margen de los corsés administrativos, y poder crear nuevos cargos de alta dirección y repartirlos a conveniencia.  Otras veces, estos cambios de nombres son una expresión más de la tara de la administración española que está siempre más preocupada por las cuestiones formales que por la auténtica realidad de sus obligaciones: que es prestar servicios eficientes.
-          Los nombres raros o complejos no tienen futuro, pues no serán asimilados por el lenguaje coloquial.

-          La realidad, inapelable, alejará más a los bomberos de las bombas, por lo que su nombre dejará de estar asociado a los incendios. Sus cometidos tendrán cada vez más relación con otras tareas de atención a los ciudadanos, relacionadas con otros riesgos, pero no parece probable que en las dos próximas décadas se prescinda del popular nombre Bomberos para designar a toda la organización.

-          Como consecuencia de la globalización, la evolución de los servicios de bomberos de otros países de Europa y América también influirá en el devenir de los servicios españoles.

El BOE
En este asunto del nombre, no hemos de despreciar el poder del Boletín Oficial del Estado –BOE-, donde de los gobiernos ponen por escrito lo que piensan y lo que quieren que ocurra; y por el procedimiento de no nombrar lo que no desean que exista a veces consiguen que algo desaparezca. Algo así están intentando que ocurra con el nombre “Bomberos”. A través de la regulación de las competencias profesionales y los títulos profesionales van a conseguir que los “bomberos” no realicen estudios de bombero sino de Técnico en Emergencias y Protección Civil. Como se ha hecho en el Real Decreto 907/2013, de 22 de noviembre, por el que se establece el título de Técnico en Emergencias y Protección Civil y se fijan sus enseñanzas mínimas, las que se refieren al trabajo de bombero. El mismo día, en el mismo BOE se aprobó el título Técnico Superior en Coordinación de Emergencias y Protección Civil , lo que serán los mandos de los servicios de bomberos. Ahora, en el BOE del día 28 de julio de 2015, se han aprobado los currículos de estas dos titulaciones(7). Poco a poco, el plan sigue su curso inexorable. Y los sindicatos de Bomberos, más preocupados por otros asuntos (la reclasificación automática al nivel C1, aumentar la guardia mínima para cobrar más horas extras, posicionarse contra el voluntariado y la externalización y mantener a toda costa la jornada continuada de 24 horas) no se enteran que puede estar su futuro en juego. En algunos casos, incluso, han sido cómplices de este atropello a cambio de unas migajas de formación en la Escuela Nacional de Protección Civil, pero esto es otra historia.


El nombre y las funciones
El nombre del futuro tendrá mucho que ver con el tipo de organización que se configure y el servicio que se preste. Los actuales servicios de bomberos se encuentran en un momento de crisis en que deberán encontrar su encaje a las necesidades sociales, o sea existir para aquello que les demanden sus ciudadanos. Como dijo un colega, que se autodefine como darwinista “el que no se adapta desaparece”, o lo que es lo mismo “el que no da servicio desaparece”, como desaparecieron los serenos, los colchoneros, los afiladores o los pregoneros.

El Cuerpo
Opino que el término Cuerpo, que fue tan popular en la administración española del siglo XIX que estaba gobernada por los distintos "cuerpos", pues era la máxima aspiración de cualquier grupo de funcionarios convertirse en cuerpo, se ha convertido en una palabra con connotaciones negativas. Lo corporativo, lo gremial, cada vez tienen menos cabida en nuestros servicios del siglo XXI que hoy son más interdisciplinares, con actividades más transversales, por lo que creo que la palabra cuerpo que aún tiene presencia en algunos emblemas y escudos de bomberos se irá perdiendo.

Bomberos (a secas)
El nombre Bomberos se ha dignificado mucho en las últimas décadas y pienso que irá sustituyendo a los nombres largos e impronunciables o difícilmente repetibles en el lenguaje coloquial como “servicio de prevención, extinción de incendios y de salvamento y de protección civil” Estos nombres y sus acrónimos como “SPEISPC” no tienen ningún futuro. El lenguaje tiende a ser simple y estos nombres no lo son. El nombre con el que la sociedad conoce este servicio público es “Bomberos” y no lo va a cambiar, así pues lo razonable es que las instituciones se adaptasen a ello y recojan esta realidad de forma oficial en su legislación. Un ejemplo de esto es la marca “Bomberos Madrid” sin artículos ni preposiciones que ha adoptado el ayuntamiento de Madrid.


Un jefe de guardia de un servicio de bomberos de Euskadi opina que deberíamos poner el nombre de "Salvamento" en primer lugar, comparto la idea en lo que supone de dar más importancia a las personas para intentar eliminar esa actitud obsesiva de las organizaciones de bomberos (en general) por la extinción de incendios como si el tiempo no pasase.

Yo voy más lejos, creo que, si no fuese por la fuerza de la tradición, se podría prescindir de las palabras “extinción de incendios” pues el término salvamento ya las comprende; el “salvamento” de personas, animales, bienes y medio ambiente, incluye ya la extinción de incendios por lo que añadirlo es reiterativo y considero que tiene un peso más bien negativo que impide en muchos casos la modernización de los servicios de bomberos. A pesar de que en muchos servicios de bomberos los incendios suponen alrededor del 25% de sus actuaciones, prácticamente toda su organización está pensada para la extinción de incendios, así como la gran mayoría de los vehículos y sus equipos y herramientas, e incluso el vestuario, lo que supone una rémora para su evolución.
Pero, sin duda, el término “Bomberos” a secas, ya es un término polifacético que puede ser el que aglutine, agrupe y acapare todas las funciones que realice un servicio de emergencia del futuro. Tan solo le veo el inconveniente de la ambigüedad de la polisemia, que supone que la palabra tenga dos significados diferentes como el del conjunto de la organización o servicio público: “Bomberos”; y el grupo de personas que realizan las actividades: bomberos. Sería interesante que se elaborase un profundo estudio sobre la trascendencia y efectos de este doble significado, no habitual en otras actividades o profesiones.

Emergencias del futuro
Partiendo de la base de que yo creo que los servicios de bomberos acabarán haciéndose cargo de la emergencia extrahospitalaria, a pesar de todos los palos en la ruedas que se ponen y se vayan poniendo, quizás la palabra que mejor recoge las actividades que realiza el servicio de bomberos en su conjunto de forma simple y sintética sea “emergencias”. Aunque no hay que olvidar que es un término que tiene muchas novias: como los centros receptores de llamadas 112; los servicios de ambulancias, ya sean de urgencias, o de emergencia extrahospitalaria; las direcciones políticas de ayuntamientos, y CCAA que piensan que apropiándose de este nombre obtienen el mando y la coordinación sobre todos los servicios de emergencia públicos y privados, profesionales y voluntarios.


Si yo tuviese que elegir un nombre para el futuro me inclinaría por el nombre “Servicio de Emergencias”, es concreto y amplio a la vez, es el más genérico, bajo esta denominación caben todas las emergencias incluidas las de tipo social en las que cada vez más los servicios de bomberos se verán implicados, es sencillo de recordar para los ciudadanos, fácil de pronunciar; lo que se dice, un nombre con gancho. El problema que tiene es que es un nombre en disputa, pues todo el mundo lo quiere.  

Nuevos aires políticos
Ante la llegada de los nuevos partidos políticos que propugnan una mayor participación ciudadana en la política me decía un colega de un servicio de bomberos: <<quizás en un futuro próximo nos llamaremos “Ahora bomberos”, o sencillamente “Podemos ayudar, o apagar o rescatar”. Los avatares lingüísticos que nos tiene deparado el destino escapan de nuestra agotada imaginación>>. ¡Quién sabe!

Epílogo

Lo que funciona mal no funcionará mejor porque lo cambiemos de nombre. Eso sí, a los ciudadanos les podemos despistar durante una temporada -o legislatura-.

(7) En el BOE del 28 de julio de 2015 se han aprobado los currículos de los ciclos formativos correspondientes al título de Técnico en Emergencias y Protección Civil  y del título de Técnico Superior en Coordinación de Emergencias y Protección Civil.

Publicado el 12 de agosto de 2015.

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