En el estudio “Víctimas de incendio en España 2011” elaborado por la APTB y la FUNDACIÓN MAPFRE se analizó una nueva variable
que no había sido considerada en los estudios anteriores. Me refiero al tamaño de las ciudades en que ocurren
las muertes por incendio y explosión.
Para eso se realizó una clasificación de las poblaciones españolas en función del número de habitantes. Se
establecieron los siguientes siete rangos: menos de 1.000 habitantes, de 1.000
a 5.000 hab., de 5.000 a 20.000 hab., de 20.000 a 50.000 hab., de 50.000 a
100.000, hab., de 100.000 a 500.000 hab. y más de 500.000 habitantes. Una vez realizado
esto y asignado el número de víctimas mortales por incendio a cada tramo de
población se obtuvieron los resultados que se recogen en el gráfico siguiente,
observándose que estos datos absolutos no aportaban ninguna información relevante.
Por tanto, se consideró que para obtener un indicador adecuado y útil habría
que calcular el índice de muertos por
millón de habitantes para cada rango poblacional. Esto se presentaba un
poco más laborioso y para ello que hubo que conseguir los datos del número de
habitantes que tenía cada uno de los tramos y correlacionarlo con el número de
muertos. Los resultados, que se muestran en el siguiente gráfico del “Índice de
muertos por millón de habitantes según el tamaño de la población”, fueron
reveladores.
Resulta curioso observar en el gráfico, cómo el índice de muertos por millón de habitantes aumenta de forma progresiva según disminuye el tamaño de la población. Aunque quizás algunos pudieran haber intuido este fenómeno, nunca antes habíamos tenido esta certeza de forma estadística.
A la vista de los resultados expuesto podemos afirmar con
rotundidad que desde el punto de vista de la seguridad contra incendios vivir
en una pequeña población, menor de 1.000 habitantes, es mucho más peligroso que
vivir en una gran ciudad: exactamente se tienen cinco veces mayor riesgo de
morir en un incendio en un pueblo que una gran capital. Como se aprecia claramente
ya en las ciudades de menos de 20.000 habitantes aumenta este riesgo, pero en
las de menos de 5.000 habitantes el riesgo se duplica y en las poblaciones de
menos de 1.000 habitantes se dispara.
Este hallazgo ha de tener una gran repercusión en los servicios de
bomberos, especialmente en los más sensibles a la sociedad que protegen, y que cuentan
con departamentos de prevención de incendios o desarrollan campañas de
prevención para la población. También para las agrupaciones de voluntarios de protección civil muy
arraigadas en el ámbito rural que suplen con su actividad altruista lo que no
hacen muchos bomberos profesionales: prevención. Todos aquellos que, entre sus
tareas, desarrollen campañas de
información a los ciudadanos habrán de tener esto presente. La divulgación
en materia de prevención de incendios se debe dirigir en primera instancia
hacia los sectores de población más vulnerables, pues ahí es donde obtendremos
la mayor eficiencia de nuestras acciones preventivas. Y aquí hemos identificado
un gran sector de población que tienen
mayor riesgo: los habitantes de las poblaciones de menos de 1.000 habitantes.
Así que cuando se planifiquen las campañas de divulgación tengamos esto en
cuenta: empecemos por los pueblos.
Con campañas de prevención en
los pueblos y ciudades más pequeñas para educar a sus habitantes en cuestiones
relacionadas con los riesgos de incendio, no solo conseguiremos que haya menos
incendios sino reducir sus efectos.
Un ejemplo de lo que estoy diciendo es la campaña de prevención lanzada
por el Consorcio de Bomberosde Valdeorras en Ourense sobre la limpieza de chimeneas con la distribución de
3.000 trípticos, o el anuncio de la Diputación de Castellón en la presentación de la Semana de la Prevención de Incendios que los mayores de
70 años que vivan solos en los pueblos de Castellón pueden solicitar que los
bomberos les instalen un detector de incendios. Este es el cambio de paradigma para transformar un modelo de bomberos pasivos en un modelo de bomberos preventivos al servicio de la
comunidad.
Publicado el 27 de noviembre de 2014
Publicado el 27 de noviembre de 2014
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