Acompañamiento de Bomberos en Semana Santa en Ronda (Malága) |
Con el titular "¿Debe cobrar un bombero por escoltar una imagen de una procesión religiosa?", la semana pasada en la página web www.asturias24.es se
daba cuenta de la denuncia de un sindicato asturiano contra el Ayuntamiento de
Oviedo por el pago de horas extras a unos bomberos por participar en una procesión
religiosa. Partiendo de esta noticia y aprovechando que estamos en Semana
Santa, traigo al blog el asunto de la participación de los servicios públicos en las ceremonias religiosas.
La Semana Santa, para la mayoría de la sociedad actual es una semana
festivo-vacacional, pero en su origen es una celebración religiosa católica de
gran implantación social en el Reino de España. Para muchas comunidades, y
ciudades trasciende lo religioso para convertirse en un reclamo turístico. El
arraigo social de algunas tradiciones religiosas como las procesiones de semana
santa y la herencia política recibida del régimen pre-democrático de alineación
ideológica del Estado con la Iglesia Católica ha provocado que se siga
produciendo la participación de las instituciones (del Estado, de las CCAA, de
la Diputaciones, Comarcas, Ayuntamientos, Cabildos, Consejos insulares, y de otras
instancias de la administración pública) en eventos y celebraciones religiosas.
Soldados de la Legión española desfilando con el Cristo de la Buena Muerte |
Para algunos, tan acostumbrados a contemplar esta situación como algo absolutamente
normal desde su infancia, les puede resultar fuera de lugar que se ponga en cuestión
esta costumbre. Los defensores de estas tradiciones argumentan que la
participación se realiza de forma voluntaria a título personal. Pero me temo
que no verían con los mismos ojos, una misión voluntaria de bomberos españoles con
sus uniformes o de soldados de la Legión en peregrinación a La Meca pagada con el
presupuesto de sus ayuntamientos.
Miembros de Protección Civil en la Semana Santa de Vigo |
Desde hace años se debate si en un país laico los servicios públicos
han de participar en las ceremonias religiosas, pero ahora, en una sociedad sumida
en una profunda crisis económica con recortes en servicios públicos básicos, en
la que empieza a aparecer el culto a otras religiones y que el ateísmo y
agnosticismo ganan terreno, es más que lógico que resurja el debate y se desee
acabar con esta connivencia entre catolicismo y Estado que incrementa el gasto
público.
La percepción de pluses, horas extras, más tiempo libre, o cualquier
tipo de compensación por asistir voluntariamente a actos religiosos,
independientemente de la religión de que se trate, deberían estar proscritas. Resulta
evidente que quienes vayan no deben cobrar dinero público ni tampoco hacerlo en horas de trabajo
pagadas por los contribuyentes.
No solo hay una religión en España. Es
cierto que el catolicismo es la religión dominante, pero van apareciendo otros
cultos que se van extendiendo y que también podrían exigir de la administración
la misma atención. Creo que las administraciones públicas
no han de participar aportando personal a los actos propios de cada religión de
ninguna manera, ni en procesiones católicas, ni musulmanas ni adventistas,
aunque los funcionarios quieran hacerlo con carácter voluntario. Las creencias
religiosas y la práctica de una religión es algo personal y ha de realizarse en
el ámbito de la esfera privada sin mezclarlo con lo público. Quién desee
participar en una celebración o festividad de su religión debería hacerlo a título personal en su tiempo libre y con
su ropa y con los gastos a su cargo.
La participación de la administración en los actos y acontecimientos religiosos en que se produce ocupación de la vía pública debería de ser la misma que en los otros eventos organizados por otras entidades culturales. Los funcionarios tenemos que mantener nuestra independencia, no solo política, sino también religiosa para lo que debemos entrenarnos en mantener la equidistancia entre los cultos religiosos. En ningún caso deberíamos implicarnos, ni participar en la celebración de ningún tipo de acto en representación de nuestra administración. La inercia del pasado que aún tenemos en España debemos ir superándola poco a poco. No es tarea fácil, tenemos mucho que aprender para ejercer la laicidad, para ser un Estado laico de verdad (2).
Hermandad del Cuerpo de bomberos con la Virgen de La Paloma |
La participación de la administración en los actos y acontecimientos religiosos en que se produce ocupación de la vía pública debería de ser la misma que en los otros eventos organizados por otras entidades culturales. Los funcionarios tenemos que mantener nuestra independencia, no solo política, sino también religiosa para lo que debemos entrenarnos en mantener la equidistancia entre los cultos religiosos. En ningún caso deberíamos implicarnos, ni participar en la celebración de ningún tipo de acto en representación de nuestra administración. La inercia del pasado que aún tenemos en España debemos ir superándola poco a poco. No es tarea fácil, tenemos mucho que aprender para ejercer la laicidad, para ser un Estado laico de verdad (2).
Creo
con absoluta convicción que religiones y Estado han de estar lo más separados
posibles. Los ejemplos que vemos en el
mundo en que se mezclan la religión y el
Estado, su dios y el gobierno, las creencias y la Ley, producen pavor.