miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Un jefe de bomberos para Burgos?

En el año 2011, tras 44 años de servicio, se jubiló el jefe de bomberos Juan Luis González Ubieta y el ayuntamiento, colocó provisionalmente como jefe del servicio y al parecer de no muy buena gana al que era el jefe del departamento de prevención, que  Julio Estébanez, y que había sido promocionado recientemente a la plaza de subjefe. Bien sea porque al Alcalde o a la concejala no le gusta Julio, o porque no le gusta la titulación universitaria que ostenta (Diplomado en Magisterio ) -pues a su juicio no le capacita técnicamente para el puesto- o porque considera que para esa plaza se requiere una titulación universitaria superior, el caso es que, tras un corto periodo de tiempo en que el subjefe estuvo cubriendo provisionalmente la plaza de jefe, el ayuntamiento puso al frente del servicio al jefe de bomberos de Miranda de Ebro, José Angel Amo, otro gran profesional -que llega en comisión de servicio-, mientras preparan la oposición para traer a un nuevo jefe de bomberos. Pero el jefe de Miranda es reclamado por su Alcalde al de seis meses y Estébanez se hace cargo nuevamente de la jefatura para la que la corporación cree que no está capacitado para ejercer ¡vivan las incongruencias! Mientras tanto el ayuntamiento sigue preparando unas bases de oposición en las que quedará excluido Julio Estébanez que no podrá presentarse a la plaza.

En el consistorio se produjo un gran debate sobre las titulaciones universitarias que habían de ser exigidas para el puesto y al final se impusieron los partidarios de restringir las titulaciones a ingeniero o arquitecto sobre los que deseaban un abanico más amplio de titulaciones - polémico asunto, que en algunas administraciones ya se ha superado, pero al que no me referiré ahora, lo comentaré otro día.
 
Ahora, el ayuntamiento se echa atrás y por boca de su concejala de Seguridad ciudadana acaba de anunciar que pospone la convocatoria de la plaza vacante por razones económicas. Entiendo que por economía presupuestaria y recorte de gastos.

Han perdido la oportunidad de reconocer que se habían equivocado. Podrían haber aprovechado a afirmar que designan a Julio Estébanez jefe de bomberos de Burgos, no por los recortes sino porque se lo merece, con todos los honores. El ayuntamiento y la concejala han rectificado pero con la boca pequeña, ahora dicen que “el funcionamiento del servicio es muy satisfactorio” cuando deberían reconocer que lo que tienen es un profesional de primera al frente de su servicio de bomberos y que lo que deberían haber hecho antes es o bien ascender a Julio como jefe de Bomberos mediante el proceso de libre designación como hacen con otros puestos municipales o bien convocar un concurso de méritos en el que Estébanez pudiese presentarse.
Esperemos que el nombramiento de Julio no sea en precario y que si va a hacer de jefe le paguen el sueldo de jefe y además le pongan un ayudante que haga de subjefe en el que apoyarse, pues aunque sea un profesional de gran valía, no es un superhombre y no va a poder hacer de jefe y de subjefe a la vez.
Por cierto, se me acaba de ocurrir que se podría hacer lo mismo cuando cese un alcalde o un concejal, no cubrir la plaza por razones presupuestarias. Si cesa o se muere un alcalde que no se nombre un sucesor, que le sustituya el primer teniente de alcalde.

Publicado el 28 de mayo de 2014

lunes, 5 de mayo de 2014

Fuego genocida

 
Esta imagen de unas chicas jóvenes adolescentes aparentemente entregadas a las divertidas labores de preparación de un botellón, no es lo que parece. La tremenda realidad es que están preparando cocteles molotov (armas de guerra incendiarias) para la confrontación que se está produciendo en algunas zonas de Ucrania entre los partidarios de dos ideales territoriales diferentes y opuestos. El objetivo de estas armas incendiarias no es otro que infligir daño al contrario,  al enemigo, mediante el fuego: quemar coches, propiedades, edificios,  personas, producir perjuicio al otro. La fotografía ha sido captada este fin de semana en Odessa –Ucrania- y ha sido divulgada ampliamente a través de las redes sociales.

Este fin de semana, el viernes 2 de mayo, unos manifestantes prendieron fuego a la Casa de los sindicatos, edificio en que se habían refugiado los manifestantes opuestos*. Según el fiscal de Odessa el balance final del incendio ha sido de 46 fallecidos (38 en el interior y 8 al arrojarse por las ventanas).
 
Los daños producidos son irremediables, pero estos hechos deberían servirnos para reflexionar sobre las posibles trágicas consecuencias del uso del fuego en manifestaciones y concentraciones públicas y algaradas sociales. Las muertes de personas ocasionadas mediante el uso intencionado del fuego no dejan de ser asesinatos y si estos se producen de forma masiva contra la población civil de otro grupo étnico o nacional se llama "genocidio".

El fuego ha sido un arma de guerra desde la antigüedad y como se puede comprobar lo sigue siendo en la actualidad: napalm, bombas incendiarias, lanzallamas, o antorchas sirven para causar daños y destrucción; una noticia reciente nos daba cuenta de que el presidente de Corea del Norte habría mandado ejecutar mediante el uso de lanzallamas (la versión rápida de la quema medieval en la hoguera) a un alto cargo del régimen junto con su hermana y otro colaborador. ¡Impresionante forma de impartir justicia!

Tras casi toda una vida de dedicación a la lucha contra incendios  y su prevención, siempre me ha costado aceptar el uso del fuego para hacer daño o para destruir. No llevo bien, cuando alguien, en nombre de una buena causa prende fuego a algo, ya sea para que arda un comercio o para destruir un cajero de un banco o queme unos neumáticos para hacer una barricada. Y qué decir cuando el fuego se usa para causar daños a las personas. ¡Pavoroso!

Creo que el fuego como arma destructiva, debería formar parte de las armas prohibidas por la Organización de las Naciones Unidas, como las armas de destrucción masiva, las bombas racimo y las minas antipersona. La civilización debería hacer uso del fuego solamente para disfrutar de sus beneficios y los civiles deberían ser formados en la “ética” del uso e l fuego.

*Nota: No es objeto de esta reflexión analizar la contienda ni echar la culpa a unos o a otros, razón por la que no menciono a ningún de los dos bandos. Las personas fallecidas son igualmente víctimas independientemente del bando en el que estuviesen en ese momento.

Publicado el 5 de mayo de 2014