jueves, 30 de junio de 2016

¿Qué es protección civil? (VII) Futuro


Se me antoja bastante difícil especular lo que pueda ocurrir en la protección civil a largo plazo, pero a partir de lo establecido en el artículo anterior y tras realizar algunas consideraciones previas, me aventuraré a apuntar la evolución y las tendencias de la protección civil en España para las dos próximas décadas.

Veamos algunas consideraciones que hemos de tener en cuenta para realizar una prognosis a largo plazo, es decir a más de veinte años.

Emergencia ordinaria y extraordinaria
Ya he mencionado anteriormente que creo que la división entre emergencia ordinaria y extraordinaria no tiene sentido en la planificación de emergencias en el siglo XXI. Si en algún momento se pudo utilizar para trazar una división política y competencial de las emergencias entre las administraciones, esto ya puede carecer de sentido.

Es absurdo planificar la respuesta en caso de gran emergencia sin haber planificado y organizado la respuesta a las emergencias ordinarias y sin tener en cuenta a todos los medios y recursos que operan en el día a día. El divorcio entre ambos conceptos deberá acabar en un matrimonio de conveniencia.

Por otra parte, no es posible disponer de cuerpos entrenados para su actuación en catástrofes si no están entrenados en el día a día. Por ello, si queremos tener organizaciones y personas formadas en para las situaciones extraordinarias lo mejor es que mantengan engrasada su maquinaria con su participación en la emergencia ordinaria. No existe otra posibilidad; bueno, si la hay, pero es nefasta.

Por cierto, esa división de emergencia ordinaria o extraordinaria es una cuestión semántica para los que nos dedicamos a esto, pues para un ciudadano una emergencia que le afecte a él solo, es siempre una emergencia extraordinaria.

Con qué enseña se presta la ayuda
Los ciudadanos quieren estar protegidos por su administración en cualquier contingencia y les da lo mismo quién le garantiza y les ofrece esa protección. Les da igual que sea el Estado o su ayuntamiento, su diputación o su comunidad, que sean civiles o militares y que sean voluntarios o retribuidos, públicos o privados. A los ciudadanos les da igual la bandera, el uniforme, la enseña o el escudo del que le presta la ayuda. Lo que quieren es que el servicio sea razonablemente satisfactorio, tanto en las emergencias ordinarias o comunes como en las extraordinarias.

Civil versus militar. Habíamos entendido que la protección civil era organizada por la administración civil y eso no se corresponde con las experiencias globales. Muchos servicios de emergencias de muchos países del mundo son militares. Tenemos cerca las experiencias de Francia donde Sapeurs-Pompiers de ciudades como París y  Marsella son militares –para ellos, no resulta incompatible-. Hoy en día, con las nuevas misiones de paz de los ejércitos, se han mezclado los espectros y los roles civil y militar en cuanto al carácter de los agentes que prestan la protección.

Público versus privado
Siempre hemos pensado en la protección civil como algo público, pero también este concepto se ha trasladado a las empresas privadas. En España, en los años 80, fue una empresa ferroviaria la primera en acuñar el concepto de protección civil como sinónimo de seguridad y al Director de Seguridad le llamó Director de Protección Civil. Este comportamiento fue imitado por otras grandes corporaciones, con lo que el nombre de protección civil dejó de pertener solo a lo publico. También hay muchas empresas privadas expertas en planificación de emergencias que se dedican a elaborar Planes de Protección Civil, pequeños y grandes.

No debería haber antagonismo entre público y privado. En la emergencia ordinaria los entes privados tienen recursos propios de autoprotección y en la emergencia extraordinaria todos los elementos públicos y privados han de estar al servicio de la protección civil.


Profesional (retribuido) versus voluntario
El modelo de atención de emergencias de muchos otros países está basado en el voluntariado, o sea que básicamente el servicio se presta con personal voluntario (a veces con alguna compensación económica) y cuando no se puede prestar con voluntarios se contratan profesionales. La experiencia de esos países nos muestra que la calidad del servicio prestado no es peor en un caso que en otro. De hecho, nos aseguran que es más importante una buena organización y formación, que si el personal cobra o no por sus servicios. El modelo en España no es así, el modelo español se basa en atención con profesionales remunerados y en algunos casos y en algunos lugares para algunas funciones se complementa con personal voluntario.

Otros países
No conozco otros países de Europa donde se haya desarrollado un sistema tan atomizado y disperso de organizaciones de protección civil como en España. Por ejemplo, en Francia la Protección civil entendida como planificación para las grandes emergencias lo lleva la “Securité civil” que es una organización nacional que depende del Estado (no tienen CCAA) y que tiene como misión la planificación y coordinación en caso de catástrofes. Tienen una autentica simbiosis con los servicios de bomberos y de policía. En España, esta relación ni existe ni la habrá; con la Ley de 2015 la han castrado para la siguiente generación.

Pronóstico a 20 años
Especulando sobre lo que puede pasar dentro de décadas, mi intuición me dice que en lo que se refiere de las decisiones de gobierno, no se van a producir grandes novedades sobre la situación actual. Es decir no va a cambiar mucho el escenario general. Aunque pueden darse algunos pequeños cambios y evoluciones parciales no cambiará mucho el panorama general.
  • El modelo profesional no va a cambiar. Esto va a seguir siendo así. No veo cambios posibles en los próximos 20 o 30 años. El modelo español se seguirá sustentando en personal asalariado en todas las modalidades de la emergencia.
  • El gasto público continuará realizándose por criterios políticos sin realizarse en sistemas escalables. No se ha diseñado un sistema básico de protección civil que procure atención satisfactoria a las emergencias comunes, a la emergencia cotidiana, a la ordinaria y planificando un sistema de atención progresiva a las emergencias de mayor nivel, con una cobertura de mayor ámbito territorial. Puede hacerse, pero no se ha hecho y no se hará.
  • La deuda de la Administración española sigue creciendo y esto no puede seguir sucediendo eternamente, así que creo no se tardará mucho en tener que ponerle freno al gasto público lo que traerá irremisiblemente recortes en los presupuestos y en el número de funcionarios. Por muchas protestas que organicen los profesionales de emergencia en demanda de mejores condiciones, los alcaldes y políticos saben que si se lo dan a ellos tienen que quitárselos a otros ciudadanos. Se implantarán modelos de mayor flexibilidad.
  • La integración de servicios de emergencia puede comenzar a extenderse en un par de décadas cuando se vayan retirando aquellas personas que los crearon y contribuyeron a su atomización. Según se vayan reduciendo los presupuestos públicos y se hagan números se comprobará que la unificación integración de funciones y de servicios nos puede ahorrar mucho dinero público.
  • Los servicios de emergencia van adquiriendo cada día más formación y experiencia y en dos décadas más estarán muy acostumbrados a trabajar de forma colaborativa en todo tipo de emergencias. Con mayor empatía y conocimiento de los otros, las inter-relaciones de los equipos operativos serán mucho más fluidas que entre sus administraciones.
  • Qué pasará con la UME
Si en una década la UME ya se ha hecho con el control de los medios y recursos del Estado eso será irreversible y seguirá siendo así para siempre. Ninguna organización civil podrá competir con la UME.
-       La UME aún no ha desarrollado un modelo de voluntariado, que creo que podría ser viable en un par de décadas. Sería una manera de “civilizarla” de que cuando se movilice lo haga con militares y con personal civil. Hay un gran campo de acción para realizar esta actividad, ya que hay cantera social y el voluntariado municipal actual (más de 50.000 personas) está desregulado. Incluso quizás podría ser el germen de un modelo de voluntariado social de emergencias que algún día se pueda instaurar como un sistema de “Servicio social obligatorio” en el que los jóvenes presten servicio a la sociedad en determinados destinos relacionados con la atención emergencias. Como lo fue el servicio militar obligatorio, pero civil y por periodos más cortos de tiempo.
-        El modelo de la UME se propagará y extenderá por otros países, sobre todo en los países menos desarrollados donde los ejércitos tengan más peso en sus administraciones y especialmente en Sudamérica. Así pues, con esta universalización se reforzará la existencia de la UME.
-         La UME será el escaparate español de las emergencias a través de la formación a otros ejércitos y a otras unidades (también civiles) de protección civil de otros países. Realizará una excelente labor de promoción de los fabricantes y productos nacionales de emergencia contribuyendo a abrir nuevos mercados en otras naciones.
-       La dependencia civil o militar de la UME podría ser modificada en función de los partidos que lleguen a ocupar el gobierno de España. Si alguno de los partidos emergentes llega al poder, intentarán someter nuevamente la UME a la autoridad civil. Incluso es posible que reajusten su tamaño, reduciéndolo, pero en ningún caso será suprimida.
-        Mediante convenios con las administraciones irá participando más en las emergencias ordinarias sin que sea necesario declarar emergencia de “interés nacional”. Esto le vendrá bien para intervenir más, adquirir más experiencia y tener más visibilidad y de paso hacerse más necesaria. Excepto a los bomberos profesionales (urbanos y forestales) que temen absurdamente su sustitución a todo el mundo le parece bien su intervención.
-         Creo que asumirá un mayor papel en la prevención y planificación de grandes emergencias.

Tendencias
Con carácter general aprecio que habrá algunos pequeños cambios que se están dando de forma esporádica pero que se irán generalizando:
  • Se producirá una gran evolución en la coordinación de emergencias. En el antiguo ideario de la emergencia estaban los incidentes o servicios simples, que a nadie se le ocurría llamarles emergencias, hasta que aparecieron servicios públicos que se pusieron ese nombre (sobre todos los servicios sanitarios que se enamoraron de la palabra). Estos servicios simples los resolvía un solo servicio público, el servicio de bomberos o el de ambulancias. Algunas situaciones más complicadas eran aquellas en que deberían actuar varios servicios conjuntamente (aquí fue cuando alguien pensó <<como no saben hablar entre ellos voy a crear un nuevo servicio para coordinarles y yo seré el jefe>> y así nació el servicio y el coordinador/director de protección civil. Otra situación más compleja surgió cuando los servicios públicos municipales ordinarios se veían desbordados y no tenían suficiente capacidad de respuesta y era necesario movilizar más recursos. Entonces ya parecía una emergencia mayor, y sin que esto supusiese que se trataba de una situación catastrófica, el coordinador de protección civil se erigió en director de las emergencias movilizando los recursos extraordinarios que quedaban bajo su autoridad basándose en que él los había llamado, aunque no tuviese conocimiento ni pericia en la resolución de las emergencias. Creo que esto no pasará dentro de 20 años. Se avanzará en la descentralización de la dirección de la emergencia estableciendo niveles y pautas de coordinación en función del tipo de emergencia, perdiendo rigidez los ámbitos de competencias institucionales.
  • Una de las tendencias que tiene que imprimir carácter es aceptar, asumir y transmitir que la responsabilidad de la seguridad personal es de las personas, no de la Administración. Son las personas las primeras responsables de su propia seguridad. Por eso se mejorarán mucho los conocimientos de autoprotección de los ciudadanos. Los ciudadanos han de ser los primeros intervinientes en cada situación de emergencia antes de que lleguen los profesionales o los voluntarios o quién sea que tenga la encomienda social de movilizarse para prestar ayuda en caso de emergencia. Los ciudadanos tendrán la obligación solidaria de saber manejar un desfibrilador para atender a un ciudadano que esté a su lado y sufra una parada cardio-respiratoria, con la tranquilidad de saber que si le pasa a él, será otro ciudadano junto a él el que le salve la vida. Igualmente los ciudadanos serán responsables de conocer las pautas para no provocar un incendio y si se encuentra en situación de riesgo debe saber cómo ponerse a salvo. Y los servicios públicos serán los responsables de enseñar a los ciudadanos cómo hacerlo. Este será el verdadero cambio de paradigma del siglo XXI, no solo trabajar para los ciudadanos sino trabajar con los ciudadanos.
  • Los salvadores pueden ser víctimas
    Las grandes emergencias pueden convertir en víctimas a los servicios de emergencias locales. Pocos ayuntamientos cuentan con organizaciones eficaces para enfrentarse a una situación seria de catástrofe. Los planes de emergencia suelen ser de papel y no contemplan con suficiente detalle la actuación en las grandes catástrofes. No creo equivocarme mucho si aseguro que no hay ningún plan de emergencia en España que tenga bien prevista la llegada de un contingente de más mil efectivos de equipos de rescate y apoyo del exterior que vengan a ayudar en una catástrofe en su territorio. El día que se tengan que enfrentar a esa realidad la situación será tan caótica y desordenada como fue en Lorca.
    Asumir esta vulnerabilidad favorecerá que se trabaje en el desarrollo de planes para reforzar la resiliencia de ciudades, áreas y regiones. Esta será una de las tendencias de los planes de emergencia del futuro: abordar la resiliencia desde una concepción integral y general de todos los servicios que afectan a la comunidad.
  • Los servicios de emergencia (tanto voluntarios como profesionales) se irán haciendo cargo de tareas que tienen que ver con la defensa de la naturaleza, el medio ambiente y la fauna, tanto doméstica como salvaje. Ya hay ejemplos de intervenciones en caso de  salvamento de delfines, cachalotes, ballenas, aves, etc., el salvamento de mascotas (perros gatos, etc.) atender el bienestar animal, o la retirada de animales peligrosos.
  • La prevención va a ser una tendencia imparable.
  • La ayuda humanitaria, dentro y fuera de nuestras fronteras puede ser una tendencia permanente, más allá de la moda de la preocupación por los refugiados que tiene ahora nuestra sociedad. Pero como esto es difícil hacerlo con funcionarios a no ser que se paguen horas extras o en tiempo libre, correrá principalmente a cargo de la UME o de las ONGs.
  • Creo que mantendrá la tendencia de que la protección civil no será planificada como un servicio público modular, escalonado, escalable, desde los ayuntamientos hasta el Estado. Creo que es poco tiempo para que se haya resuelto la división actual de compartimentos estancos de las administraciones.

Comentario adicional
Hay bastantes cuestiones sobre las que no me pronuncio. Es probable que de algunas me haya olvidado, pero hay otras sobre las que no comento nada porque soy incapaz de saber que ocurrirá con ellas.

Definición final (para quien la quiera)
Me apetece acabar este artículo con una pseudo definición(1) extensiva de la protección civil:

Se entiende como protección civil el conjunto de organizaciones, servicios, o acciones que tienen como fin, tanto la prevención (evitar que se produzcan situaciones de emergencia), y la planificación de la respuesta, como la actuación en cualquier situación de emergencia, ordinaria o extraordinaria.

(1) Se trata de una pseudo definición pues una autentica definición debería decir lo que es no lo que hace o que se entiende por el concepto que se quiere definir.

martes, 28 de junio de 2016

¿Qué es protección civil? (VI) Mañana

No es fácil pronosticar lo que pueda ocurrir en un futuro próximo, pero partiendo del conocimiento de la situación actual no parece muy difícil predecir la evolución de la protección civil en España de la próxima década.

En la parte IV de este artículo me refería a lo que constituye hoy la protección civil, lo que mayoritariamente se entiende por protección civil, ahora, lo que nos corresponde es asumir lo que tenemos, entenderlo, aceptarlo y partiendo de ello, articular, construir y estructurar una organización de PC más eficiente que atienda las necesidades de los ciudadanos con eficacia.

No voy a ser tan pretencioso para pontificar como debe ser la protección civil, ni tan ingenuo como para escribir lo que creo que se debería hacer pues me resulta obvio que el resultado será la consecuencia de la suma de tensiones y equilibrios de todos los agentes y factores que intervienen. Por esto, me limitaré a imaginar solamente lo que creo que va a ocurrir.

Este ejercicio de adivinación o de pronóstico lo razonaré en dos fases: a medio plazo (5-10 años) en esta parte y a largo plazo (20 años) en la próxima y última parte del artículo.

Pero, para determinar cómo será la protección civil en el futuro, es decir cómo evolucionará, o sea qué cambios pueden producirse, imaginemos que la protección civil es una obra de teatro en la que participan muchísimos elementos para poder ser representada. Veámoslo.

El Libreto
La filosofía o principio que ha inspirado a la nueva Ley de protección civil, la del Sistema Nacional es el de “Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como”<<Puesto que no sé muy bien, ni quiero saber qué es la protección civil, para no tener ningún conflicto con las CCAA –con los ayuntamientos no tengo ningún conflicto pues siempre les hemos ignorado y no nos llegan ni a la suela del zapato-, ahora que tenemos a la UME,  me olvido de ordenar la protección civil en España y regulo el Sistema “Nacional”, o sea lo que son mis propios recursos>>. Pues bien este guión no va a cambiar, así que no podemos esperar del Estado ningún tipo de regulación de la emergencia que limite o arbitre cualquier actuación de las otras administraciones. Lo único que le interesa ya lo ha conseguido: que cuando se considere una emergencia de carácter supra-autonómico se manda a la UME y la dirección corresponderá al Gobierno de España (luego ya se verá si al Ministerio del Interior o al Ministerio de Defensa). Cuando crearon la UME dijeron que dependía directamente del Presidente del Gobierno, pero ya se encargaron de cambiarlo posteriormente.

La financiación
Sin presupuesto, sin crédito no hay obra de teatro de protección civil. No se ven en el horizonte próximo grandes incrementos presupuestarios, sino más bien todo lo contrario. Hasta ahora ha habido suerte y en el sector de emergencias no ha se han producido recortes drásticos como en sanidad o en educación. Por otra parte, la sociedad avanza en demanda de mayores servicios de asistencia social, atención a la dependencia, rentas de garantía, ayuda a los parados de larga duración, auxilio a los más necesitados, a los mayores, pisos públicos para los desahuciados, comedores sociales, etc., por lo que no habrá más dinero para emergencias.

Los actores
Cualquier propuesta de cambio o modificación de las condiciones actuales para adoptar una nueva organización o filosofía o principio de actuación o camino deberá proceder de estos actores que en muchos casos actúan como guionistas.

El sector público
Debido a la componente de servicio público que tiene la protección civil, el sector público tiene absoluta relevancia a la hora de definir cómo evolucionará la protección civil. Pero en este sector hemos de distinguir entre varios actores que interpretan papeles muy diferentes y que incluso, a veces, no se corresponden con su rol.

Los partidos políticos
Los partidos pueden usar la protección civil como un espacio de confrontación entre las competencias del Estado y de las CCAA (véanse los recursos de las CCAA a las Leyes estatales de protección civil). Los partidos políticos también usan la regulación de las emergencias como elementos de disputa en su actividad legislativa en las CCAA (Véase la reciente retirada de la Ley de Bomberos de Euskadi por rechazo de los grupos parlamentarios de la oposición). También los partidos políticos (de la oposición) a nivel municipal utilizan las organizaciones de protección civil y de bomberos como arma arrojadiza, especialmente en época electoral.

Los políticos
Me refiero a los políticos (las personas electas) de los distintos niveles de las distintas administraciones y de distintos órganos que hay en el territorio del Estado, o sea CCAA, diputaciones y ayuntamientos, en la administración de este mosaico llamado España.

Los políticos del gobierno del Estado desean mantener su supremacía sobre la administración autonómica. Lo mismo pasa con la administración autonómica que con sus leyes de emergencia ha sometido a los ayuntamientos. Y los políticos de estos últimos rivalizan en la defensa de sus competencias ya que en muchos casos son los titulares de los servicios públicos que actúan en la emergencia.

Los sindicatos
Son los legítimos  representantes de cada grupo de trabajadores que no comparten ningún proyecto más que obtener el máximo porcentaje del pastel para los suyos (su casta) y el máximo rendimiento salarial para sus representados con el menor número de horas trabajadas (los ciudadanos y su seguridad a la que apelan continuamente les importan un comino (por decirlo elegantemente).  Aquí nos encontramos con grandes rivalidades, pues el titular de cada sigla en cada administración pugna por ser mayoritario lo que le hace ser más protestón que los demás), pero también hay serías disputas entre grupos de sindicatos de funcionarios y quienes no lo son. Por ejemplo un sindicato de trabajadores de TES en Navarra litigó contra el servicio de Bomberos de Navarra para que los bomberos no puedan atender  ambulancias, lo que venían haciendo desde hace mucho tiempo con absoluta normalidad y eficiencia (como lo hacen los bomberos en medio mundo o más). Lo que quiero significar es que no hay una estrategia sindical común, ya no hay sindicatos de clase, ahora son sindicatos corporativos, entre los que tenemos que distinguir entre varias facciones.

Los funcionarios en general
El Estado (administrativo) lo constituyen las personas que trabajan en la administración y en el caso de la administración de protección civil los funcionarios que trabajan en todos y cada órgano administrativo que presta servicios de protección civil o que se le reconozca bajo ese nombre o que él se identifique como tal. El comportamiento personal de cada una de estas personas ante un posible cambio será una actitud de defensa:
  • Lo primero, la supervivencia (defender su puesto y su salario)
  • Lo segundo es defender su statu quo
  • Lo tercero es defender que lo que tiene que hacer lo está haciendo bien (porque siempre se ha hecho así, porque nadie le ha dicho que haga otra cosa, porque nunca le han dicho que lo está haciendo mal, y porque nadie le ha dicho que se puede hacer mejor)
  • Lo cuarto es defender que nadie lo puede hace mejor

Las jefaturas de los servicios de emergencia y protección civil
Estos funcionarios tienen sus particularidades. Veamos algunas:
  • Muchos de ellos ocupan su puesto por libre designación.
  • Los que lo tienen por oposición se pueden encontrar que si no gozan de la confianza política, su servicio puede ser mutado, cambiado de nombre o degradado y siempre, siempre le pueden poner otro jefe por encima.
Así pues, se encuentran en una situación de debilidad y sometidos al poder político y por lo tanto difícilmente propondrán ningún cambio drástico que pueda suponer cualquier conflicto o perturbación a los dirigentes políticos o sindicales.

El 1-1-2
Aunque es una parte de la administración, merece la pena tratarlo como un actor diferente.
El número de teléfono al que llaman los ciudadanos no tiene un valor sustancial en las emergencias y su resolución, es tan solo un instrumento de utilidad gestionado por las CCAA para acceder a los servicios de emergencia, pero algunos políticos y funcionarios interesados de las CCAA lo han querido utilizar como una herramienta de poder para organizar y estructurar la protección civil y poner a los demás servicios de otras administraciones bajo su dependencia: <<Como yo soy el que recibe la llamada te llamo para lo que quiero, donde quiero y cuando quiero>>. Desgraciadamente tenemos demasiados ejemplos de que esto ha ocurrido y ocurre, aunque no en todas partes. Algunos centros 1-1-2, tienen un protagonismo que es de esperar que en el futuro vaya remitiendo, aunque algunos se montan tal aparato operativo y administrativo alrededor que luego resulta difícil de desmontar.

El poder económico
Es un actor más de este teatro, pero que mi juicio no tiene un papel preponderante. Las empresas del sector, los fabricantes de productos, los proveedores, no son determinantes, pero se benefician de la dispersión y atomización de los medios de emergencia (organizaciones, personal y materiales) y sus duplicidades y por tanto no propiciarán las unificaciones, uniones o ensamblajes que les pueda suponer la pérdida de algún cliente. Apenas tienen influencia, de lo que es o pueda ser protección civil, aunque en ocasiones contribuyen al caos involuntariamente, suministrando equipos a cualquiera que se los compre.

En todo caso podría haber un sector empresarial muy interesad: las empresas de servicios que gestionan los servicios públicos externalizados. Pudiera pensarse que son irrelevantes en el panorama de la protección civil en España, pero no deberíamos despreciar su poder pues aunque en sectores como en Bomberos apenas tienen presencia en un par de CCAA, en el sector de la  emergencia sanitaria tienen una elevada implantación en toda España y avanzará aún más a cuenta del título de Técnico de Emergencia Sanitaria –TES- con el que se pretende dejar fuera de esta actividad a los servicios de bomberos (en contra de lo que se hace en casi todo el mundo) y al voluntariado de primeros auxilios.

El público
O sea los ciudadanos. Las emergencias ordinarias o extraordinarias suponen en los ciudadanos una quiebra de su situación de normalidad, de su equilibrio, que les produce estrés, angustia, bloqueo de su raciocinio y de su capacidad de reacción etc., por lo que son poco críticos con todos los que les ayudan en situaciones de emergencia. No son los ciudadanos expertos en emergencias (aunque alguno habrá), y por tanto no son capaces de valorar la eficacia de la intervención o la calidad del servicio recibido y mucho menos la eficiencia del servicio prestado. En la gran mayoría de los casos se resuelve el problema, el incidente o la situación de emergencia y el ciudadano queda agradecido a los salvadores, rescatadores y auxiliadores que le han ayudado. No hemos de esperar que se produzcan grandes cambios en esta percepción. ¡Y si el público aplaude es que la gustado la obra!

El voluntariado
Los voluntarios de protección civil municipal constituyen la principal fuerza de protección civil del Estado por más que nadie lo quiera ver. Los aproximadamente 50 o 60 mil voluntarios de protección civil seguirán creciendo de la mano de las agrupaciones que con, o sin apoyo de los ayuntamientos son las organizaciones de derecho privado que canalizan el voluntariado social de emergencias.

Los escenarios
Los escenarios juegan un papel sustancial en la protección civil pues hay gran diversidad de ellos y todos son muy diferentes y en cada escenario diferente hay distintos actores que se comportan de forma diferente. Creo que esta diversidad de escenarios va a ser una constante en los próximos años por lo que la protección civil va a ser entendida de una manera y ejercida de manera peculiar según el escenario que haya en cada situación, lo que ofrece grandes espacios a la improvisación.

Pronóstico a diez años
Pues después de todas estas reflexiones ya toca hacer un ejercicio de vaticinio a medio plazo (diez años) basado en la intuición y los presentimientos.
  • Continuando con el símil de que la Protección civil es una obra de teatro, no observo ningún cambio importante del escenario, ni del fondo, ni de la iluminación, ni del libreto, ni de los actores, ni del público.
  • No debemos esperar ningún cambio de las reglas del juego. No habrá nuevas leyes. De hecho la reciente Ley de 2015 fue aprobada con los votos de PP, PSOE, EPC y UPN con mayoría abrumadora y no han mostrado ningún rechazo las principales asociaciones del sector por lo que no hay en el horizonte de las próximas legislaturas ningún cambio a la vista. Así que se seguirá con el mismo guión.
  • Observo que el Gobierno está muy cómodo en esta nueva situación. Actúa como quiere y cuando quiere, así que auguro que no habrá ningún cambio. Eso, sí, con la Ley de 2015 irá implantando un mayor control centralizado de la información, pero que no se notará demasiado. En todo caso se huirá de cualquier conflicto entre administraciones.
  • No parece que vaya a haber cambios en el concepto generalizado y amplio de la protección civil que he explicado en partes anteriores de este artículo. Ya ha quedado dicho que, no todos entienden lo mismo por protección civil. Algunos, que hacen una interpretación excluyente, desprecian algunos significados de protección civil. Al referirme en alguna ocasión a las agrupaciones de voluntarios de protección civil, me han respondido (a mí directamente, no es que me lo hayan contado) algunos responsables de Protección Civil de ayuntamientos: <<eso no es protección civil>>. Mi interpretación es más general, aunque algunos responsables de protección civil de CCAA se niegan a aceptar que el concepto de protección civil abarque la emergencia ordinaria, pues ellos no lo entienden así.
  • En la sociedad crecerá el sentimiento de ciudadano-contribuyente-pagador-de-impuestos con derecho a recibir cada vez más servicios públicos, lo que puede ir obligando a los políticos a aumentar las organizaciones de protección civil; todas, las de la emergencia ordinaria y extraordinaria. (He dicho aumentar, no mejorar, lo cual no tiene por qué ser necesariamente bueno). Esto ocurrirá principalmente en los municipios y provincias que amparándose en la obligación de “la promoción y el fomento de la participación social de la ciudadanía a través de entidades de voluntariado” apostarán por crear y sostener agrupaciones de voluntarios de todo tipo que atiendan las emergencias. Intuyo que los voluntarios de protección civil, forestales y emergencias municipales podrán llegar a los 100.000 en los próximos diez años. Además, esta medida cuenta con la adhesión de los ciudadanos.
  • La prevención será un gran campo de desarrollo de los servicios de emergencia tanto profesionales como voluntarios.
  • La formación a la sociedad será otra de las actividades en que se volcarán los servicios de emergencia más progresistas. La organización de campañas de prevención será una de las principales misiones de los servicios de emergencias locales. Esto no lo puede hacer el Estado: formar a los ciudadanos de una zona sísmica para que estén preparados en caso de terremoto lo podrán hacer con más garantía de éxito los servicios municipales o provinciales.
  • Creo que las protestas de los sindicatos de bomberos profesionales se atemperarán. Una queja sistemática en contra del voluntariado les hará perder popularidad y una rebeldía permanente puede llevar a políticos y ciudadanos a ponerles en el punto de mira y exigir su reorganización como pasó con los controladores aéreos.
  • Los servicios de ambulancias de emergencias se mantendrán mientras estén externalizados. Si hubiesen de ser rescatados y funcionarizados se cuestionará su existencia.
  • Como en la UME no hay sindicatos (que son quienes bloquean la mayoría de los cambios en los servicios de emergencias en la administración), los únicos cambios posibles pueden venir de esta entidad, ya que dependerán de la lógica, del interés general y de la decisión de sus mandos. Preveo que la UME poco a poco se irá haciendo con la gestión y control de los medios y recursos del Estado en las grandes emergencias o emergencias de protección civil, como todos los medios aéreos, tanto en incendios forestales como de rescate.

Así pues, resumiendo, no podemos esperar cambios sustanciales, ni grandes cambios. A nivel estatal, a nivel autonómico y municipal, cada uno seguirá con su concepto, desarrollando la protección civil a su aire; sin molestarse entre sí.