En el artículo anterior que analizábamos las víctimas mortales por incendio en viviendas aparecían también los fallecidos en infravivienda. Tras varios años recogiendo este dato (desde 2011), los resultados obtenidos nos exigen una reflexión.
Los pobres, los indigentes, las personas sin hogar, los sin techo, son los
parias de nuestra sociedad y nos pasan desapercibidos porque no queremos verlos.
Por lo general, miramos para otro lado, preferimos que no existan y no saber
que ese mundo de desamparo también forma parte de nuestra sociedad. Visualizarlos,
aceptar su existencia, es como un reproche permanente; la evidencia clara de
las imperfecciones de nuestro modelo social.
Cuando se mueren, por la causa que sea, por su propia condición de
marginalidad, nadie les echa en falta, ni sus familias ni la sociedad, ni su
pérdida produce pena alguna a nadie. Nuestra respuesta emocional es la indiferencia.
Así pues, poco ha de extrañarnos que las personas sin hogar no aparezcan en las estadísticas. Tampoco
aparecían en las de muertos por incendio. En el primer año que estuve
recogiendo datos sobre víctimas de incendio me di cuenta que había varios casos
en que las víctimas mortales de incendio se habían producido en fábricas o
edificios industriales abandonados, o eran okupas en lonjas o edificios
desalojados, o declarados en ruinas, o vivían en garajes, casetas o chabolas, ya
sea en la ciudad o en el campo. Como todos estos establecimientos no son objeto
de nuestra protección, sus datos quedaban perdidos en las explotación estadística. Al
registrar el tipo de edificio en que había ocurrido el incendio, tomábamos el
uso del edificio según el CTE y como este código no tiene tipificado un uso que
se llame “infravivienda” pues no había donde contemplar ni imputar este dato. Por
eso, al año siguiente decidí modificar el formulario de recogida de datos de
las víctimas mortales poniendo una casilla para la infravivienda.
Aunque, en el Estudio de víctimas de incendio de 2011(1) (pág. 37 y 38) ya obtuve por primera vez el dato del número de fallecidos
en infraviviendas no pude hacer nada con él, pues no había datos sobre el
número de personas sin hogar en España y mucho menos de personas alojadas en infraviviendas.
Lógicamente, no es fácil obtener datos del número de
personas que viven en infraviviendas pues no se cuenta con un censo real de
este fenómeno. La primera aproximación la pude hacer a partir de que el INE realizó una encuesta en 2012 a las
personas sin hogar a través de los centros en que se les presta asistencia. En
dicho informe se aporta por primera vez un dato que me permitió una estimación al número de
personas sin hogar en España: “Por cada 100.000 habitantes hay 71,3
personas sin hogar”. Contando con una población de casi 47 millones de
habitantes en España en 2012 eso supone más de 33.000 personas para ese año.
Por otra parte, algunas ONG
no comparten los datos que da el Gobierno y por ejemplo, Cáritas
Española estima que ya hay unas 40.000 personas sin techo en España y es
muy posible que este número haya crecido mucho con el recrudecimiento de la
crisis, el impacto de los desahucios y los inmigrantes sin papeles (Se estima
que hay más de un millón en España).
Muertos
en Infraviviendas
Resulta llamativo el abultado número de fallecidos en
infravivienda en 2012 que resultan ser el 17% de los muertos en viviendas.
Aparte de de las personas sin hogar consideradas por
las estadísticas extraoficiales, que podemos estimar en unas 40.000, se
desconoce absolutamente el número de personas que viven en infraviviendas, las
cuales no son estrictamente “sin techo”,
sino que su característica es que su hogar es precario. Haciendo un
ejercicio de adivinación y especulando que la población alojada en
infraviviendas pueda ascender a medio millón de habitantes, podemos obtener el dato de que el
índice de muertos por millón de habitantes entre las personas sin hogar (18
fallecidos en 2012) es de 36 muertos por millón de habitantes. Esta tasa, 10
veces mayor que la media nacional (2), supone una cifra que resulta escandalosa
y nos plantea el reto de cómo afrontar este elevado riesgo de morir en un
incendio en las personas sin hogar, excluídas (o autoexcluídas) de la sociedad.
Después de realizar un análisis estadístico me digo:
"Que bien, ya tenemos el dato que buscabamos, ¿y ahora qué?" Este es, sin duda, un buen ejemplo para repetir este
ejercicio. Se nos mueren muchas personas sin hogar (mejor llamarlas así,
incluyendo la palabra “personas”, que utilizar el neutro “sin techo” como si
estuviésemos hablando de objetos) en incendios. Mal, muy mal, ¿y ahora qué hacemos?
Pues tomar medidas, supongo.
Otra vez
la prevención
La prevención sirve para todo y para todos. Aquí
también. No he visto nunca una campaña de prevención de incendios dirigida a
personas pobres e indigentes, pero se puede hacer.
Claro que algunos servicios de bomberos y protección
civil imparten charlas de prevención, pero no conozco que lo hagan para las
personas sin hogar. Si he visto que algunos grandes servicios de bomberos han
elaborado folletos de prevención de incendios en unos cuantos idiomas de la
población inmigrante. Es una buena forma de empezar.
Un buen paso es investigar también los incendios en
los que fallecen las personas sin hogar para saber cuáles son las causas y las
conductas que los producen y así aprender
a prevenirlos.
También se puede formar en prevención de incendios a
los trabajadores sociales que trabajan con este tipo de personas.
Siempre hay algo que podamos hacer. Algo es mejor que nada.
(1) Estudio realizado por APTB y FUNDACIÓN MAPFRE.
(2) Si el cálculo de la tasa de fallecidos por millón de habitantes lo hiciésemos sobre el dato oficial del INE de 33.000 personas sin hogar el resultado de la tasa sería de 545 muertos por millón de habitantes, una cifra absolutamente estremecedora.
Publicado el 23 de marzo de 2015
(2) Si el cálculo de la tasa de fallecidos por millón de habitantes lo hiciésemos sobre el dato oficial del INE de 33.000 personas sin hogar el resultado de la tasa sería de 545 muertos por millón de habitantes, una cifra absolutamente estremecedora.
Publicado el 23 de marzo de 2015
Hola Javier, Sin dudas se puede hacer algo con respecto a este tema, tus datos son estremecedores y coinciden bastante con los datos que teníamos en Buenos Aires con respecto a quienes afectan los incendios, En Argentina tenemos 900.000 hogares que tienen esas condiciones que mencionas, infra. (inferior, por debajo) eso conlleva no solo condiciones de seguridad contra incendios lamentables, si no también varios aspectos que influyen en la alta mortalidad, Parques de bomberos lejanos a esos barrios, con caminos inaccesibles, calles en las que apenas entra un camión de bomberos, situación social grave con alto indice de delincuencia que se refugia en esos barrios, lo cual produce que muchos incendios sean provocados, Y que muchas veces los servicios de emergencia seamos recibidos con disparos o pedradas como me ha sucedido un par de veces, inexistencia de servicios minimos, hidrantes, electricidad y cuando la hay la gente la roba con el consecuente riesgo, de instalaciones precarias, tanto para los habitantes como para los bomberos que deben cortar todo el suministro de las lineas que pasen en esos barrios porque todo el mundo se "engancha a los postes". Robos de material de extincion mientas se extingue el fuego, estoy hablando de barrios chabolistas con 3000 habitantes, una bomba de tiempo, que propaga el fuego a una velocidad impensable. Un incendio asi es un verdadero infierno para un bombero, que no se propague, que no te quedes sin agua, que no te electrocutes, que no te roben, que no te peguen una pedrada. Que se puede hacer? MUCHO, pero ENTRE TODOS, Debemos tener en cuenta que las personas que viven ahí SON PERSONAS, con un gran porcentaje de niños, me ha tocado ver varios niños muertos en esas condiciones y es un dolor inapelable, Cuando entras a una chabola o casa de madera en llamas y te calcinas y sabes que un niño esta dentro mientras la gente aúlla de dolor fuera, y debes salir porque simplemente te quemas y sabes que nada puedes hacer, es señal de que algo la sociedad no ha realizado, ese aparente fracaso personal es el reflejo de todo un sistema que falla, Creo que se debe actuar desde el punto de vista social, educativo, y desde nuestra parte, visitar, aconsejar que aunque sea en casas de madera se revistan con yeso, que el estado ayude a que si bien no puedan ser trasladados en forma mediata, se puedan tomar medidas para que los elementos sean menos peligrosos y combustibles, eso hacíamos, fomentamos la creacion de subparques de bomberos en la zona en donde los mismos residentes eran los BOMBEROS, esto ayuda desde el punto de vista del compromiso y tambien en la prevencion, llegando al centro de todo que es la gente misma. Tal vez en España, el tema no sea tan grave como Argentina, Brasil, Venezuela, Paraguay, pero no se debe bajar la guardia pues las estadísticas van indicando que los barrios chabolistas crecen y debemos estar preparados para esto. Agradezco mucho que hayas comentado este tema, que nadie suele comentar, que todos los bomberos del mundo sufrimos en carne propia y que la solución pasa por el compromiso de todos. un abrazo.
ResponderEliminarDaniel,
ResponderEliminarefetivamente los hechos que describes, no coincide con la realidad absoluta que nos encontramos en España, pero sin duda, se presentan a veces retazos de esta situación y es lo que las estadisticas y la experiencia nos indica. Por eso debemos pensar en ello (es lo que intento con el artículo) para poder atajar el problema en su inicio o al menos evitar que progrese. Y para ello nada mejor que ser conscientes del problema.
Saludos,