Estamos acostumbrados
a que cuando comparece el responsable político de una administración titular de
un servicio de bomberos, ya sea el Alcalde o Alcaldesa o concejal de la ciudad o
el diputado provincial, se ensalce la profesionalidad de los miembros de dicho
cuerpo e incluso se alardee de tener “los mejores bomberos” el “mejor parque de
bomberos de Europa” o el “mejor servicio del mundo”.
Os aseguro que yo he oído todas estas frases, y alguna más. Sin pretender descalificar a nadie, quiero advertir que los políticos que suelen pronunciar estas exageradas afirmaciones carecen de los conocimientos adecuados para realizar tales análisis comparativos y concluir que su servicio o sus miembros son mejores que otros, que generalmente desconocen, y que por lo tanto no han de ser tomadas en serio, ya que sus declaraciones presentan un tono demagógico, o sea que su pretensión es atribuir méritos a su gestión, quedar bien ante quienes les escuchan y ganar seguidores o adeptos. Dicho esto, veamos cuales serían los requisitos para poder elogiar la profesionalidad de los miembros del servicio de bomberos.
Con carácter general, podemos afirmar
que para obtener buenos profesionales en cualquier disciplina hace falta una FORMACIÓN PROFESIONAL y esta consta de varios
requisitos. A saber: un buen sistema selectivo o de reclutamiento, un excelente
programa de formación, un cualificado personal docente en la parte teórica y
unos experimentados instructores para la formación práctica. Además necesitaríamos
unas adecuadas instalaciones, buenos equipos y herramientas y un razonable periodo
de formación y otro de prácticas. Por supuesto, hay otros estímulos que
influyen: como una buena motivación y unas satisfactorias condiciones sociales y
salariales. Sabiendo esto: ¿Es así como se incorporan los bomberos profesionales a los servicios
de bomberos españoles?, ¿Se cumple este proceso con esos requerimientos?, ¿Disponemos
en España de las imprescindibles escuelas para formar a los miembros de los servicios de bomberos?
Cuántos bomberos hay que formar
En una entrada anterior ya expuse
la evolución del número de bomberos es España y la comparación con el número de bomberos en Europa. Los últimos datos estadísticos sobre
la plantilla de los servicios de bomberos datan de la encuesta realizada por la
APTB con datos de 31 de Diciembre de 2010. Las anteriores estadísticas sobre el
número de miembros de los servicios de bomberos en España procedían de la APTB
en 2005 y de la Dirección General de Protección Civil en 1993.
En la siguiente tabla se comparan
los datos de dichas estadísticas:
Cuerpos de Bomberos
|
1993
|
2005
|
Incremento
sobre 1993
|
2010
|
Incremento
sobre 2005
|
Total Miembros de Bomberos
|
17.957
|
25.564
|
42,3%
|
30.548
|
19,5%
|
Profesionales Públicos
|
12.948
|
20.143
|
55,6%
|
22.841
|
13,4%
|
Profesionales Aeropuertos
|
1.148
|
1.420
|
23,7%
|
1.500
|
5,6%
|
Profesionales Industriales
|
163
|
253
|
55,2%
|
1.204
|
375%
|
Bomberos Voluntarios
|
3.244
|
3.818
|
17,7%
|
5.003
|
31%
|
Fijándonos solamente en el crecimiento de los bomberos profesionales públicos, se ve fácilmente que en 17
años (desde 1993 hasta 2010) se ha incrementado el número de bomberos profesionales públicos en 10.000
bomberos, es decir, que se han incorporado más de 500 nuevos bomberos al año,
sin tener en cuenta la renovación de las bajas vegetativas (fallecimientos, jubilaciones, bajas, excedencias,
etc.) que se hayan producido en este periodo. También se ha producido la
incorporación de más de 300 bomberos en AENA. Pero, además, en las dos últimas
décadas se han creado más de 2.000 puestos de trabajo en el sector privado de incendios,
en las empresas instaladoras y mantenedoras de protección contra incendios. Se
puede estimar que entre unas cosas y otras se han demandado unos 800 bomberos
profesionales al año. Si contásemos los bomberos forestales contratados por las
CCAA y por la empresa pública TRAGSA la realidad es que se ha superado con
mucho la creación de 1.000 puestos de trabajo anuales de profesionales de la
protección contra incendios.
No hay que ser muy listo para darse
cuenta que con estas cifras podrían estar en funcionamiento una decena de
escuelas de bomberos repartidas por toda la geografía nacional de la que
podrían salir 100 bomberos anuales en cada una.
¿Dónde se adquiere actualmente la formación para ser bombero?
Y si estas escuelas no existen, ¿dónde
se forman los nuevos bomberos? Pues en algunos casos, los servicios más grandes,
cuentan con "escuela de bomberos" o "departamento o unidad de formación" con un responsable
al frente que asume esta responsabilidad y se les forma con posterioridad a la
aprobación de la fase teórica de su oposición, obteniendose resultados
aceptables. Disponen de instalaciones, equipos, textos y material didáctico
adecuado y personal propio para la instrucción. En algunos
casos con periodo de prácticas en intervención en los turnos de guardia.
En los servicios medianos lo
afrontan con mayores dificultades, siempre con gran esfuerzo de las jefaturas y
mandos intermedios que, por lo general, componen el profesorado de los cursos. Los cursos de formación pueden
oscilar entre una duración de uno a seis meses.
Y en los servicios más pequeños, pues se hace lo que se puede
(tengamos en cuenta que hay 46 servicios de bomberos de menos de 50 miembros,
donde desarrollar acciones formativas de cierta envergadura es prácticamente imposible).
Aunque a los sindicatos y plataformas de bomberosse les llene la boca hablando y defendiendo la
profesionalidad de sus afiliados, lo cierto es que en muchos servicios no se
cumple ninguno de los requisitos que hemos mencionado para lograr la profesionalidad
de sus miembros. Todavía, hay quienes al día siguiente de aprobar la oposición deben
incorporase a las guardias como “profesionales” quedando la formación a cargo
de sus compañeros de turno. Esto, que hace muchos años era el habitual sistema
de formación, adquiriendo las destrezas profesionales a base de horas de
intervención, ya no funciona así. Tanto el número de guardias como el número de
intervenciones y su dificultad ha descendido enormemente por lo que no es
posible formarse mediante la práctica en intervenciones reales.
Sea como fuere, este sistema interno
de formación supone un gran esfuerzo de las administraciones, pues cada
servicio de bomberos, no especializado en docencia, ha de elaborar programas,
reclutar profesorado, impartir clases, evaluar, seleccionar, etc., todo ello
detrayendo personal propio de las tareas operativas. Además, el periodo de
formación de los bomberos de nuevo ingreso supone un elevado coste económico
pues los aspirantes son retribuidos por la administración durante su periodo de
formación. Otras veces, ocurre que el personal que se forma es interino por lo
cual, después de haber sido formado en un servicio se presenta a otras oposiciones de bomberos y se marcha,
y cuando ingresa en otro cuerpo de bomberos, después de haber sido formado en
una administración, se le vuelve a formar en un nuevo curso similar al que ya
superó en el servicio anterior. E incluso cuando obtiene plaza fija en el mismo
servicio en el que ha estado interino se le vuelve a impartir el mismo curso,
pues el curso de nuevo ingreso forma parte del proceso selectivo. (Todo esto,
además de ser absurdo, supone un auténtico despilfarro).
Formación de
mandos
Lo mencionado para los bomberos de nuevo ingreso es más grave aún
para los mandos. Empezando por los criterios de selección para la oposición de
ascenso que suelen ser cerrados, restringidos y endogámicos. He visto convocatorias de ascenso (cabo o sargento) en que los temas y
contenido para la oposición son los mismos que para los bomberos. Y si es difícil para
muchos servicios organizar cursos para unos cuantos nuevos bomberos, que
podemos decir de organizar un curso de formación para uno o dos mandos. Muchos de los muy buenos mandos que tenemos en este país se han ido formando gracias a la autoformación y con un un gran esfuerzo personal.
Así pues, podemos concluir que no siempre el resultado del
proceso de formación es de calidad, y por lo tanto el nivel de profesionalidad es mejorable. Estas carencias, en principio, son consecuencia del modelo español de Bomberos, no son atribuibles al personal, y son responsablidad de las administraciones titulares de los servicios.
(En la segunda parte de este artículo nos plantearemos el reto de esta formación en el futuro).
Publicado el 7 de noviembre de 2014
Publicado el 7 de noviembre de 2014
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