Un
periódico nacional publicaba a primeros de mayo, en su edición regional, una
entrevista de página completa a un jefe de bomberos a propósito de las
actuaciones de su servicio para recoger abejas que se produjeron con una
frecuencia de una vez al día en el último mes. Está bien que los medios de
comunicación se preocupen por la actividad de los servicios de bomberos y que
los jefes de bomberos puedan contar a la sociedad los pormenores del trabajo
del servicio público que se presta. Hasta aquí todo estupendo.
En
la entrevista el/la periodista recoge que el jefe de bomberos recuerda que las
abejas están consideradas «ganado semoviente, están protegidas y han de ser
tratadas como tal». Del entrecomillado se deduce que la declaración del
entrevistado es una cita textual. Y aquí está la madre del cordero, porque esta
afirmación no es cierta en su totalidad. Es cierto que las abejas, como
miembros de las colmenas, están clasificadas como semovientes por el Ministerio
de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y a la apicultura le es de
aplicación la legislación como explotaciones ganaderas y por ello están sujetas
a distintos permisos y licencias administrativas de las CCAA y de los
Ayuntamientos, pero no es correcta la afirmación de que son animales
protegidos.
Consultas
al Ministerio de Medio Ambiente
En verano de 2010, ante la plagas de
enjambres de abejas que había por toda la península, desde la APTB mantuve
contactos telefónicos con la Subdirección General de Ganadería y con el
Servicio de Bienestar Animal del Ministerio de Medio Ambiente.
El Servicio de Bienestar animal me
dejó claro que no se ocupan de los animales invertebrados ni de los insectos y
que las abejas no son animales protegidos y que en todo caso la seguridad de
las personas ha de estar por encima de la protección a los animales.
Desde la Subdirección General de
Ganadería me explicaron:
- Que lo regulan como una explotación avícola o ganadera y
que desde ese punto de vista, para ellos, son iguales las abejas que las ovejas.
- Que regulan la normativa básica de ordenación de las
explotaciones agrícolas y que de ellos dependen también las explotaciones
apícolas, pero que, no tienen competencias, ni hay regulación sobre protección
de las abejas.
- Que no existe ninguna disposición que impida su eliminación.
- Que cuando la aparición de las abejas se convierte en
plaga, a veces les llaman los particulares para indicar que hay una colmena y
solicitar su retirada y que ellos mismos recomiendan avisar al servicio de
bomberos de la zona.
La legislación española de referencia
en la protección de los animales es la Ley 32/2007, de 7 de noviembre, para el
cuidado de los animales, en su explotación, transporte, experimentación y
sacrificio. Esta Ley que es fruto de la aplicación de numerosas Directivas y
Reglamentos de la Comisión Europea trata de proteger el bienestar animal y
preservar a los animales del sufrimiento y es de aplicación exclusiva a los
animales vertebrados.
Para contrastar la información del
Ministerio de Medio Ambiente he realizado una consulta con el Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia (por aquello
de las posibles competencias transferidas) y me han confirmado "que la
abeja no se encuentra en el catálogo de especies silvestres amenazadas".
Otra cosa, es que las abejas europeas, entre ellas las abejas
ibéricas, se encuentren amenazadas por la
Avispa asiática, pero de esto hablaremos otro día.
Las
abejas no están protegidas
Así pues, las abejas no son animales “protegidos”, no aparecen en las listas de
animales en peligro de extinción, ni existe legislación europea ni española que
los clasifique como animales protegidos. Sin embargo, sí existe abundante
normativa que exige determinados requisitos de distancia desde los colmenares a
núcleos de población, viviendas, carreteras y caminos, para proteger a la
población de las abejas. Sí está protegido el abejaruco, un ave que come abejas
y al que envenenan algunos apicultores.
Naturalmente,
cualquier medida que tienda a preservar la conservación de las abejas es
positiva. Recientemente quienes defienden las abejas se felicitaban por haberse
aprobado una disposición europea que prohíbe unos pesticidas que eran
perjudiciales para las abejas.
No
vamos a discutir los beneficios que las abejas proporcionan a la humanidad en
su infatigable tarea polinizadora pero no se debe tomar partido por las abejas
olvidando que el objeto de protección del servicio de bomberos son las
personas. En algunos parques de bomberos la defensa a ultranza de la recogida de
abejas oculta el interés económico de algunos de sus miembros
“bomberos-colmeneros”.
Intervención del servicio de bomberos ante la presencia de abejas
Los
servicios de bomberos van atendiendo a los nuevos riesgos que amenazan a la
sociedad y actualmente los ciudadanos que habitan en el ámbito urbano se
sienten atemorizados ante la presencia de animales salvajes en un entorno que
se ha planificado para uso exclusivo de los humanos y sus mascotas. Así, se
considera una amenaza una piara de cerdos en una carretera, una vaca suelta en
una calle, o una serpiente o un enjambre de abejas en un entorno urbano. Esto
en una población rural no suele tener mayor importancia, pero hoy en día en las
zonas urbanas es motivo suficiente para que se genere una alarma social.
Los
humanos han sentido siempre temor de los insectos y son muchas personas las que
sienten miedo de las picaduras de insectos y especialmente de las abejas, por
lo que la presencia de un enjambre en un entorno urbano es considerada como una
amenaza por lo que solicitan al servicio de bomberos su retirada inmediata.
Muchos
servicios de bomberos se han especializado en atender este riesgo mediante
técnicas eficaces de retirada de enjambres y su traslado, pero estos métodos no
siempre son posibles con la rapidez que los ciudadanos amenazados exigen, por
lo que en algunas ocasiones se debe proceder a su eliminación. La actuación más
generalizada entre los servicios de bomberos consiste en la retirada de las
abejas, pero en casos en que resulta imposible se considera su eliminación. Es
una decisión que corresponde al mando de la intervención. No olvidemos que el
3% de la población española es alérgica a la picadura de estos insectos y que
todos los años mueren unas 20 personas en España por picaduras de abejas, así
que seamos conscientes de los riesgos.
Lenguaje más preciso
Aclarado
que lo manifestado sobre la protección de las abejas por el jefe de bomberos es
falso, me permito recomendar a los responsables y portavoces de los servicios
de bomberos y de protección civil y emergencias ante los medios de comunicación que extremen el cuidado con nuestro
lenguaje utilizando los términos con propiedad (y tengan cuidado con las
aseveraciones rotundas como la que es objeto de esta reflexión) para conseguir
ser autenticas autoridades en nuestras manifestaciones públicas.
Ya
se sabe que lo que uno dice mal se le achaca a todos los demás.
Publicado el 25 de jnio de 2014.
Buen artículo. Es un error muy extendido calificar a ciertos invertebrados como animales protegidos. En el caso de las abejas tal vez lo deberían ser, pero no es así.
ResponderEliminarPues sí, quizas algún dia las abejas sean animales protegidos, pero hoy no lo son y no debemos decir lo que no es cierto. Por lo general, la sociedad ya trata las abejas como si lo fuesen y de hecho en el caso de la invasión de la avispa asiática (vespa velutina) hemos tomado partido por defender una especie (la abeja mielífera) a la que llamamos la nuestra y hemos decidido luchar contra la otra (velutina) a la que llamamos invasora, eliminándola como si no tuviese derecho a su propia expansión, en vez de esperar a que las dos especies alcancen su propio equilibrio, como finalmente acabará ocurriendo.
ResponderEliminarSaludos,
Es una especie protegida y subvencionada en muchos aspectos, cada año se mueren un 30% en los colmenares y prácticamente no existen en estado silvestre. Si en vez de avisar A bomberos para q las mate gratis y urgente hubiera cultura de avisar A apicultores habría más enjambres. Su precio se ha duplicado en 10 años.
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