La resiliencia es
un nuevo concepto de la planificación de emergencias y protección civil, que
antes se utilizaba en mecánica para los materiales: metales, plásticos, etc.;
luego se aplicó en psicología a las personas; y ahora se ha adaptado a las
comunidades humanas, a la empresa, a la ecología, al medio ambiente y también a
las regiones y ciudades; y lo oiremos hablar y lo mencionaremos mucho en los
próximos años.
Ahora, la palabra resiliencia aparece con una nueva significación
aplicada a la planificación de emergencias y protección civil. El término, con
el nuevo sentido, comienza a desarrollarse a partir de la segunda Conferencia
mundial de la ONU sobre reducción de desastres que tuvo lugar en Japón en 2005 y
que alumbró el Marco de Acción de Hyogo
2005-2015 para el aumento de la resiliencia de las naciones y las
comunidades ante los desastres. La nueva
acepción del término “resiliencia” aplicado a las comunidades y ciudades trata
de la capacidad de hacer frente a las adversidades, en general a los desastres
y catástrofes naturales y en particular a las amenazas relacionadas con los
efectos del esperado cambio climático, como olas de calor, sequías, disminución
de las reservas de agua, o aumento de las lluvias, inundaciones más
severas, elevación de la altura del mar, etc., etc.
La resiliencia de las naciones, regiones y ciudades ha de
ser una nueva meta para los gobiernos y gobernantes nacionales, regionales y
locales que han de lograr que la reducción de los riesgos de desastres sea una prioridad, para lo que se ha de anticipar el conocimiento
de los riesgos, concienciar a los ciudadanos, reducir en lo posible los
factores de los riesgos y estar preparados para actuar.
Las ciudades del futuro no serán las que tengan mejores contingentes de respuesta a la emergencia sino las que hayan detectado sus vulnerabilidades ante los desastres y hayan preparado para ello a todos sus ciudadanos y a sus organizaciones civiles. Un difícil reto para un sistema de gobernanza acostumbrado a reaccionar y tomar medidas después de los desastres y para una sociedad civil demasiado habituada a esperar que su administración le resuelva sus problemas.
Creo que el futuro del concepto confuso y difuso que hemos
venido llamando “protección civil” camina en esa dirección. Nos encontramos ante un concepto avanzado de protección civil: la auténtica planificación de emergencias.
Publicado el 11 de julio de 2014
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