jueves, 2 de octubre de 2014

Condenado por ignorante

 

A las nueve de la mañana del 15 de septiembre de 2010 se produjo un incendio en la fábrica de Patatas Lahera en Alesón, cerca de Nájera, en La Rioja. Todos los trabajadores salieron del edificio, pero en ese momento una joven de 25 años se encontraba en los baños de la segunda planta del edificio y no tuvo tiempo de ponerse a salvo como sus compañeros y falleció víctima del incendio. Trágico desenlace.
 
Ahora, cuatro años después, en el juicio en el que se ha sentado en el banquillo el dueño de la fábrica, el juez ha dictado la condena: dos años de prisión por delitos contra los trabajadores y homicidio imprudente, aunque con el atenuante de reparación de los daños no irá a la cárcel. La acusación al condenado se ha basado en no tener plan de autoprotección, ni un jefe de emergencias, ni equipos necesarios de primera intervención, evacuación y alarma, ni haber realizado simulacros, ni haber formado a los trabajadores. En fin, lo normal.
 
Lo peor de este incendio fue la fatal muerte de la trabajadora y su irreparable pérdida para sus familiares, aunque ha habido otras repercusiones también graves: los trabajadores fueron afectados por un ERE; la fábrica tuvo que paralizar su producción (ha sido levantada tres años después); y la compañía aseguradora ha debido indemnizar por los daños. Y el dueño, imputado, acusado y condenado. Todo esto podía haber sido evitado.
 
Hagamos una pequeña reflexión sobre algunas de las circunstancias que pudieron intervenir en el incendio y en su desenlace.
 
La actividad a la que se dedicaba la planta debería haber sido calificada como de riesgo de incendio alto, por las temperaturas que se manejan, como por las grandes cantidades de aceite que se utilizan en el proceso de freiduría de las patatas fritas y por las cantidades que se han de almacenar, tanto de aceite, como de plástico para el envasado de los productos acabados. Una fábrica así resulta un estupendo ejemplo para el triángulo del fuego. Tener esto en cuenta se llama “Prevención de incendios”.
 
El origen del incendio se sitúa en un fallo en el aislamiento de los conductos de la freidora. Aunque se trata sin duda de una especulación, probablemente, esto no hubiese ocurrido si en el diseño de la instalación hubiese participado un ingeniero de protección contra incendios, lo que me voy a permitir identificar como la causa remota del incendio. Contar con un ingeniero especializado en incendios en una actividad de riesgo de incendio alto se llama “Prevención de Incendios”.
 
Una visita auditora sobre las medidas de protección contra incendios por parte de la compañía aseguradora podría haber evitado el incendio. A esto se llama “Prevención de Incendios”.
 
Una inspección cualificada del servicio de bomberos para comprobar las medidas de protección contra incendios podría haber asesorado al propietario para que este suceso no hubiese ocurrido. Esta actividad de los servicios de bomberos se llama “Prevención de Incendios”.
 
La visita de la Inspección de Trabajo “competente”podría haber detectado los riesgos de incendio. A esto se llama “Prevención de Incendios”.
 
La elaboración del plan de autoprotección, la formación de los trabajadores y la realización de simulacros, quizás no hubiese evitado el incendio, pero podría haber evitado la muerte de la trabajadora. A esto, también se le llama “Prevención de Incendios”.
 
Pero todo esto no está presente en la sociedad, no está presente en la mente del dueño de la empresa ni en el encargado de la fábrica. Su preocupación, como la de la mayoría de empresarios industriales del país es fabricar, vender y cobrar, para pagar las nóminas de los trabajadores y mantener la empresa. No son conscientes de que la seguridad de sus asalariados es también su responsabilidad, que son también responsables de la vida de su personal mientras estén en la empresa, en sus puestos de trabajo. Estoy convencido de que ningún empresario quiere ningún mal para sus empleados ni que se le queme la empresa. Cuando, desgraciadamente, sucede se convierte en un calvario, para él, que no podrá olvidar fácilmente en su vida. Simplemente no son conscientes de que puede pasar y son ignorantes de las medidas que pueden adoptarse para que no ocurra. De ahí el título de este artículo. Puedo estar equivocado en este caso, pero pienso que si el dueño de la fábrica hubiese sabido todas estas cosas que desconocía y que ahora ha aprendido, esto no habría pasado. Ya sabemos que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Así pues, ha sido condenado por ignorante.
 
Publicado el 2 de octubre de 2014
 


6 comentarios:

  1. Los trabajadores deben ser conscientes de que se juegan su propia vida en el puesto de trabajo. De nada sirve que condenen al empresario cuando uno ha muerto.
    Si el empresario no cumple con su obligación por desconocimiento, debemos ayudarle a "conocer". En las empresas pequeñas, los gerentes en ocasiones no llegan a todo, pero agradecerán que les ayudemos en algo que, al fin y al cabo, supone un beneficio también para él (¿qué empresario puede desear sufrir las consecuencias de un incendio u otro tipo de accidente?).
    Si a pesar de nuestra ayuda no colabora, tendremos que exigir en lo posible.
    Tal y como están las cosas, habrá situaciones en que no es posible exigir. ¿Qué podemos hacer entonces?: mucho.
    Muchas veces un poco de vocación de servicio bastará para incrementar notablemente la seguridad en la empresa. También un poco de valentía cuando nos miren como un bicho raro por despejar las rutas de escape, o quitar los cartones que dejan fuera de la vista el extintor.
    Es casi imposible que un empresario no nos permita actuar para elevar la conciencia de PREVENCION entre nuestros compañeros; sobre todo si no le cuesta dinero. Es injusto, pero es práctico: está en juego nuestra vida. Podemos pegar carteles en los tablones de anuncios que cambiaremos cada semana o cada quince días con mensajes sobre PREVENCION; podemos organizarnos para controlar periodicamente extintores, rutas despejadas, puertas de emergencia sin obstrucción, etc. Todos debemos ser capaces de molestarnos en avisar a mantenimiento cuando observamos situaciones peligrosas (cables en mal estado, olores, plásticos requemados). Sin ayuda del empresario, se pueden organizar los planes de escape, de urgencia, etc. Si somos parte del equipo de mantenimiento pondremos especial atención a los puntos que inciden sobre la seguridad.
    De todos modos, la condena, si los hechos son como se han descrito, me parece pefecta, incluso benévola.

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  2. Santi,
    Gracias por tus comentarios, que comparto casi absolutamente.
    Muy acertado el razonamiento de que "los trabajadores debe ser conscientes de que se juegan su propia vida", claro que esto no es solo en el trabajo, sino en su casa, en su coche, en la playa, paseando por la ciudad, etc., esto que llamamos cultura de la prevención que poco a poco se va extendiendo muy lentamente por toda la sociedad como una mancha de aceite, pero que aún falta mucho por alcanzar a todos y cada uno de nosotros.
    A pesar de que un trabajador pueda ser consciente de sus propios riesgos, no podemos hacerle responsable único de que un día vaya al baño construido precariamente en un altillo del pabellón industrial en el que trabaja y tenga la fatalidad de que en ese momento se produzca un incendio y se quede atrapado sin poder salir.
    Coincido contigo en que "tal y como están las cosas" hay situaciones en las que es dificil exigir y creo como tú en las opciones alternativas que propones. Los que pasan casi la mitad de su vida en su puesto de trabajo pueden hacer mucho por mejorar su centro de trabajo, es cierto, y de hecho deberían poder identificar las situaciones que amenzan su seguridad antes que el empresario. Aunque para actuar como tu sugieres como un "Predicador de la PREVENCIÓN" hay que tener vocación y no en todas las empresas hay apóstoles.

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  4. Javier, ¿podrías decirme qué significa "un fallo en el aislamiento de los conductos de la freidora"? ¿Se refiere a cables eléctricos?

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  5. Santi,
    creo que se refiere a un fallo en el aislamiento térmico de los conductos de evacuación de calor y gases de la freidora.
    No conozco la fabrica pero supongo que tienen grandes freidoras de patatas con una gran cantidad de aceite a una temperatura elevada con un sistema de extracción (como la campana de extracción de humos de una gran cocina) y los conductos y chimeneas que llevan al exterior el aire y humo extraídos necesitan un aislamiento térmico importante para no propagar el calor.
    Por lo que sé, estas actividades están más reguladas en las ordenanzas municipales desde el aspecto de la contaminación al exterior que desde el punto de vista de protección contra incendios.

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  6. Muchas gracias, Javier.
    Nos vemos en Linkedin.

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