En este artículo número 100 del blog quiero
abordar un asunto que considero estratégico en los servicios de emergencia
españoles: la lucha contra incendios forestales –LIF-. Realizo unas cuantas disquisiciones sobre el “modelo
español”, el más caro de Europa. Resulta curioso comprobar que las CCAA más
pobres han optado por la solución más cara. ¿Por qué será?
Cuando se
habla de incendios forestales –IIFF-, cada vez es más frecuente oír la
terminología: Interfaz urbano forestal -IU-F-, preocupándose por las personas
que habitan este entorno. Esto podría querer decir que nuestra sociedad está evolucionando
y se empieza a pensar de una manera diferente, con una perspectiva más global
que como se pensaba hasta hace pocos años en relación a los incendios
forestales, que era algo limitado a la quema del monte, su vegetación, sus
bosques. Si esto es
así, ha llegado también el momento de cuestionarnos el modelo de respuesta de
algunas CCAA a las emergencias en este ámbito.
En realidad, desde la visión que hemos tenido los servicios de bomberos tradicionales, nuestras
preocupaciones en el ámbito rural, en el
interfaz periurbano, además del incendio forestal han sido más generales: siempre en primer lugar la seguridad
de las personas. Nunca he llevado bien la idea de que en España alguien haya
podido diseñar un modelo de respuesta a una emergencia en que su competencia se
restringe a la extinción del combustible forestal y en el que las personas no
son cosa suya. Tengamos en cuenta que el Ministerio de Medio ambiente del
gobierno español define los incendios forestales “como el fuego que se extiende sin control
sobre combustibles forestales situados en el monte”; claro que
los gobiernos son entes abstractos que no escriben definiciones, ni acotan
conceptos, son las personas que influyen ante los gobiernos los que obligan a
estos a escribir determinadas frases en el BOE. Creo que en España se ha
llevado al Estado, de forma interesada, a implantar un modelo de extinción de
incendios forestales muy basado en el sistema de los Estados federales de
América para los bosques de su propiedad y es lo que critico en este artículo.
Modelo USA de incendios
forestales
Estados
Unidos tiene un extraordinario servicio forestal federal para atender sus
bosques y praderas y parques naturales y también unos servicios estatales
similares en muchos de sus Estados, tienen gran experiencia y capacidad en la
gestión de grandes incendios forestales de los que se puede aprender mucho.
Veamos
algunos datos de Parques
naturales de Estados Unidos:
El parque Yellowstone cubre 8.987 kilómetros cuadrados. Más grande
que la provincia de Almería; el de
Yosemite de 3.120 kilómetros cuadrados, como la provincia de Sta. Cruz de Tenerife; (las islas de Tenerife,
La Palma, Gomera y Hierro juntas); el del Gran Cañón con casi 5.000 kilómetros cuadrados es más
grande que todas las islas Baleares juntas, mayor que la Comunidad de La Rioja;
y el de los Everglades, en la
Florida de 5.560 kilómetros cuadrados, es mayor que Cantabria.
Además en
USA existen explotaciones forestales privadas de tamaño superior al de algunas
provincias españolas y sus propietarios son responsables de la extinción de
incendios forestales en su territorio. No voy a cuestionar su modelo diseñado
para su gran nación (casi 20 veces la superficie de España), pero se ve que los
tamaños y proporciones en USA no son comparables con los de España.
Los aciertos en España
Durante
décadas los diversos responsables de la Administración del Estado español con
competencias en esta materia –Agricultura, Montes, Medio Ambiente- tomaron como
referencia el modelo norteamericano de los Estados Unidos de lucha contra
incendios forestales –LIF- de los grandes parques naturales y han intentado
aplicarlo en España(1) obteniendo
grandes avances desde la administración del Estado, cuando no había otra. Hemos
de reconocer grandes logros como la creación de las BRIFS, los manuales de
formación que han servido a todos los bomberos de España –ya sean municipales,
urbanos, provinciales o forestales-, además de contar con unas grandes
estadísticas nacionales casi inigualables en materia de incendios forestales.
Y es
innegable que los avances en las últimas décadas en materia de incendios
forestales en España han sido numerosos. El sistema, que tenía su lógica para la administración del Estado español, ha sido eficaz y ha
supuesto una gran modernización, hay que reconocerlo, aunque escandalosamente
ineficiente(2) desde que se crearon los servicios de incendios forestales en las CCAA.
Errores
No nos
equivoquemos, el modelo de los Estados de América es para los bosques de su propiedad que no debemos
confundir con los de su territorio,
sin embargo el modelo de las CCAA en España no es para los bosques de su
propiedad sino para aplicar en su territorio, o sea, nada que ver el modelo con
la copia. El error principal no está en la copia del modelo federal de USA que
tiene muchas cosas buenas, sino en su aplicación en España después de la
descentralización del Estado en la década de los 80, creando, ingenuamente o
interesadamente, nuevos servicios de extinción de incendios forestales en las
CCAA, donde ya había bomberos públicos, creando una duplicidad, que el tiempo demostrará,
innecesaria, absurda e insostenible.
Los errores
que yo aprecio son:
1.- España no es USA. España es Europa y se parece a Europa.
2.- La exclusividad de la competencia de la LIF para un “cuerpo especialista”
excluyendo a los demás servicios de bomberos de esa tarea.
3.- La atribución corporativa de la dirección de la extinción de
incendios forestales a los ingenieros de montes(3).
4.- La restricción de las competencias de extinción de incendios al
combustible forestal no interviniendo cuando hay inmuebles o personas afectadas
por los incendios forestales.
5.- La escasa interacción entre los servicios de montes,
protección civil y los bomberos convencionales.
España es
diferente y necesita un modelo diferente del modelo federal de USA. Creo en el
sistema europeo de Bomberos, es decir el del modelo del bombero integral,
bombero único o bombero polivalente. Es un
buen modelo, del cual tenemos ejemplos en España: Cataluña, Madrid, Navarra y
Valencia son una buena muestra a tener en cuenta, donde la competencia de la
extinción de incendios forestales corresponde a sus Servicios de bomberos
públicos. Si se comparan los gastos de estas comunidades con bomberos
polivalentes con las de las Comunidades que tienen dos tipos de bomberos, unos
para las personas y otros para los bosques, se verá que estas últimas derrochan
mucho más dinero.
En algunas CCAA el gasto es absolutamente
escandaloso teniendo en cuenta que con estos recursos económicos se podrían
reforzar los servicios de bomberos públicos existentes ahorrando muchos
millones de euros a los contribuyentes. Como ejemplo de este despilfarro se
puede mencionar que en el año 2010 la Comunidad de Castilla-La Mancha contó para
la LIF con un presupuesto de 118 millones de euros y un dispositivo
humano de 3.000 personas,
mientras que los servicios de bomberos de ayuntamientos y diputaciones, de toda
la comunidad, tenían un presupuesto total de 62 millones de €, y una plantilla
de 1.189 personas(4).
Sorprendente: los servicios de bomberos de ayuntamientos y diputaciones de
Castilla-La Mancha
atienden durante todo el año la seguridad de más de 2 millones de habitantes,
con la mitad del presupuesto y con la tercera parte del personal que la Junta atiende la vegetación
de su territorio. Y nadie se sonroja. Ver artículo donde se publica esta información.
Llama la atención que los gobiernos de algunas de
las CCAA que más descuidada tienen la protección contra incendios y emergencias
de sus ciudadanos son los que más se gastan en la protección de sus árboles y
arbustos. Hay algunas cuestiones que no resisten un análisis serio, y menos en
tiempo de crisis y recortes económicos, y ésta es una de ellas(5).
BRIEF: contingente especial
Cuando se
producen grandes incendios forestales se requieren medios especiales muy
costosos, especialmente aéreos, y de contingentes humanos especiales que se
movilicen al lugar del incendio. Estos recursos no se los puede permitir cada
comunidad autónoma por lo que tiene todo el sentido que pertenezcan al Estado y
sirvan de apoyo a todo el territorio del Estado. Las BRIEF, que han demostrado
sobradamente su utilidad juegan un gran papel al igual que la UME que es un
recurso disponible y que no se ha de despreciar cuando se necesite.
La reserva corporativa de plazas
(el monopolio)
Entre los
ingenieros forestales hay magníficos profesionales como entre todas las
titulaciones y ramas profesionales; los conocimientos adquiridos en su carrera
les proporcionan una formación de partida adecuada como para poder prestar sus
servicios en una organización de la LIF. No me cabe ninguna duda. Ojalá hubiese
algún ingeniero forestal en todos los Servicios de bomberos que cubren áreas
forestales y montes.
Está muy
bien que las Leyes de Montes recojan desde hace años que “El director técnico de la extinción será un profesional que haya
recibido formación acreditada específica sobre comportamiento del fuego forestal
y técnicas adecuadas para su extinción”, es más,
creo que es magnífico que la Ley conserve dicha exigencia, pero de ahí, a
interpretar que quienes tiene esa “formación acreditada” son los ingenieros
forestales hay un gran paso. Pretender que la LIF ha de ser dirigida
exclusivamente por Ingenieros Forestales, basándose en que tienen conocimientos
profundos sobre material combustible y su entorno, es un determinismo que nos
llevaría a colegir que para extinguir un incendio en una industria hay que ser
ingeniero industrial o que para responder a los incendios en una biblioteca hay
que ser bibliotecario.
La dirección
de incendios forestales es una actividad compleja en la que hay que dominar
muchas técnicas: es sin duda una materia interdisciplinar y no ha de ser, por
principio, monopolio de ninguna titulación académica. La dirección de la
extinción de incendios forestales, como la de todos los demás incendios,
consiste principalmente en la gestión de recursos operativos en relación con el
entono y las circunstancias.
LA DGPCE ausente
La Dirección
General de Protección Civil y Emergencias debería haber tomado cartas en este
asunto: estudiarlo y posicionarse por encima de los
intereses económicos y corporativos. La DGPCE ha de tener la obligación de
orientar las políticas de atención en emergencias en la línea más eficiente, en
vez de mirar para otro lado como hace siempre en las cuestiones importantes.
Algunas
comunidades autónomas tienen más presupuesto anual, gastan más dinero en las
brigadas de LIF para proteger los montes que para proteger a todos sus
habitantes y patrimonio. Alguien debería decírselo. Parece que los políticos han
confundido el mensaje de atención a las emergencias.
Aunque
España está entre los países más industrializados del mundo y tenemos una renta
per cápita de 30.000$ que nos sitúa en el puesto nº 23 (2014), no hemos de
despilfarrar recursos. Duplicar el servicio público de bomberos, crear un
modelo diferenciado, exclusivo para la lucha contra incendios forestales es
caro, hay que mantener una doble estructura de mandos, duplicar centros de
coordinación y mando; doble sistema de comunicaciones, duplicar operativos,
duplicar bases operativas, doble administración, etc. etc., y además complica
la coordinación en las intervenciones. Todos los que han participado en una
gran emergencia forestal saben que la descoordinación es uno de nuestros puntos
débiles.
Un
prestigioso colega americano, el jefe de bomberos Alan Brunacini, decía que lo
peor ante una emergencia es no tener ningún plan y lo segundo peor es tener dos
planes. Creo que en España, en este asunto, tenemos dos planes.
Mis conclusiones
Creo
que si nos dejamos guiar por los principios de eliminar duplicidades en la
administración, de perseguir servicios sostenibles y de evitar el derroche de
los fondos públicos, estas conclusiones están al alcance de cualquiera:
1. Que las funciones de
extinción de incendios forestales deben ser atribuidas a los Servicios de
Extinción de Incendios y salvamentos y de Protección Civil como ocurre en las
CCAA más ricas.
2. Que los sistemas de
extinción de incendios forestales existentes se integren en un único servicio público
de bomberos de un ámbito superior al municipal. No es una propuesta
estrambótica, es algo que ya se hace en varias CCAA.
3. Mejorar las
condiciones de protección pasiva de los edificios y las viviendas que estén
situados en zonas que puedan ser afectadas por los incendios forestales, distancias
a combustibles forestales, y especialmente mejorando las condiciones de
resistencia al fuego de todos los elementos exteriores de fachadas y cubiertas.
4. Garantizar que todas
las urbanizaciones enclavadas en entornos forestales tengan dos vías de
evacuación alternativas.
5. Realizar campañas de prevención
de incendios forestales en el ámbito rural.
6. Reforzar campañas de
divulgación en las zonas de la interfaz urbano forestal dirigidas a la
autoprotección, especialmente para que no adopten medidas de evacuación
espontáneas al margen de la decisión de las autoridades.
7. Además, se ha de
potenciar el voluntariado en el ámbito rural, adecuadamente formado y equipado.
Deberíamos
buscar entre todos una solución, sino urgente, definitiva. Y más barata, claro…
1) Atribuyo el desarrollo de este modelo al ingeniero de
montes D. Ricardo Vélez Muñoz (1939), a quién todo el sector reconoce su
paternidad y tutela. Ricardo Vélez, cuñado de don Manuel Fraga Iribarne desde
1964, accedió al Cuerpo Especial de Ingenieros
de Montes del Ministerio de Agricultura
en 1967 -cuando D. Manuel era Ministro de Información y Turismo con Franco- y posteriormente fue jefe de Área de Defensa contra Incendios Forestales de ICONA. Hombre de gran prestigio en el sector, autor del Manual de Incendios forestales, pocos o nadie, discutían su visión; fue un gran defensor de la
figura del ingeniero forestal como director de la extinción de los incendios
forestales.
2) Recientemente se han destapado los primeros casos de
corrupción política relacionada con la extinción de incendios forestales y se
han producido las primeras detenciones dentro de lo que algunos medios han
titulado “El gran negocio de los incendios forestales” y que algunos estiman en
un pastel de unos dos mil millones de euros, habiendo muchos que quieren entrar
en el reparto. Las últimas informaciones judiciales hablan de que el sistema de
corrupción de los incendios forestales de España se habría exportado a Portugal
e Italia. Es un asunto complejo sobre el que apenas tengo conocimiento y prefiero
no opinar de ello. Lo que sí sé, es que como en muchos otros asuntos de la
emergencia nacional no hay autoridades responsables. Y parece cierto que España
seguirá padeciendo la mitad de los incendios forestales de la Unión Europea.
3) Es un
dislate –error, disparate o hecho sin sentido- que el colectivo de Ingenieros
Forestales y de Montes, sus colegios profesionales y algunas parcelas de la
administración en las que han conseguido poder e influencia en la extinción de
incendios forestales hayan intentado reservarse en exclusiva la dirección
técnica de la LIF y nos impongan el modelo de los Estados Unidos de América para
tener más puestos de trabajo.
4) Informe “Evolución de los Incendios Forestales en España y de la situación de los
trabajadores de prevención y extinción” elaborado por ISTAS-CCOO, en que se
recogen los datos de los efectivos para la lucha contra los incendios
forestales en 2008 y Estadística nacional de los servicios de bomberos elaborada por APTB con
datos de 2010
5) Me han
contado que en algunas CCAA, han utilizado este sistema y el presupuesto de los
incendios forestales como un pseudo plan de empleo rural encubierto para dar
cobijo y alojamiento a sus deudos y acólitos del pueblo y partido político; que
se repartían los empleos de brigadistas forestales entre los partidos de los pueblos
en proporción al porcentaje y número de concejales o escaños. Así, todos
contentos.
Este artículo, publicado el 1 de febrero de
2016, corregido y aumentado, está basado en el artículo de opinión publicado en
la sección Llamaradas de la revista Emergencia 112 nº 71 de Febrero 2008,
editada por la APTB.
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