martes, 28 de junio de 2016

¿Qué es protección civil? (VI) Mañana

No es fácil pronosticar lo que pueda ocurrir en un futuro próximo, pero partiendo del conocimiento de la situación actual no parece muy difícil predecir la evolución de la protección civil en España de la próxima década.

En la parte IV de este artículo me refería a lo que constituye hoy la protección civil, lo que mayoritariamente se entiende por protección civil, ahora, lo que nos corresponde es asumir lo que tenemos, entenderlo, aceptarlo y partiendo de ello, articular, construir y estructurar una organización de PC más eficiente que atienda las necesidades de los ciudadanos con eficacia.

No voy a ser tan pretencioso para pontificar como debe ser la protección civil, ni tan ingenuo como para escribir lo que creo que se debería hacer pues me resulta obvio que el resultado será la consecuencia de la suma de tensiones y equilibrios de todos los agentes y factores que intervienen. Por esto, me limitaré a imaginar solamente lo que creo que va a ocurrir.

Este ejercicio de adivinación o de pronóstico lo razonaré en dos fases: a medio plazo (5-10 años) en esta parte y a largo plazo (20 años) en la próxima y última parte del artículo.

Pero, para determinar cómo será la protección civil en el futuro, es decir cómo evolucionará, o sea qué cambios pueden producirse, imaginemos que la protección civil es una obra de teatro en la que participan muchísimos elementos para poder ser representada. Veámoslo.

El Libreto
La filosofía o principio que ha inspirado a la nueva Ley de protección civil, la del Sistema Nacional es el de “Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como”<<Puesto que no sé muy bien, ni quiero saber qué es la protección civil, para no tener ningún conflicto con las CCAA –con los ayuntamientos no tengo ningún conflicto pues siempre les hemos ignorado y no nos llegan ni a la suela del zapato-, ahora que tenemos a la UME,  me olvido de ordenar la protección civil en España y regulo el Sistema “Nacional”, o sea lo que son mis propios recursos>>. Pues bien este guión no va a cambiar, así que no podemos esperar del Estado ningún tipo de regulación de la emergencia que limite o arbitre cualquier actuación de las otras administraciones. Lo único que le interesa ya lo ha conseguido: que cuando se considere una emergencia de carácter supra-autonómico se manda a la UME y la dirección corresponderá al Gobierno de España (luego ya se verá si al Ministerio del Interior o al Ministerio de Defensa). Cuando crearon la UME dijeron que dependía directamente del Presidente del Gobierno, pero ya se encargaron de cambiarlo posteriormente.

La financiación
Sin presupuesto, sin crédito no hay obra de teatro de protección civil. No se ven en el horizonte próximo grandes incrementos presupuestarios, sino más bien todo lo contrario. Hasta ahora ha habido suerte y en el sector de emergencias no ha se han producido recortes drásticos como en sanidad o en educación. Por otra parte, la sociedad avanza en demanda de mayores servicios de asistencia social, atención a la dependencia, rentas de garantía, ayuda a los parados de larga duración, auxilio a los más necesitados, a los mayores, pisos públicos para los desahuciados, comedores sociales, etc., por lo que no habrá más dinero para emergencias.

Los actores
Cualquier propuesta de cambio o modificación de las condiciones actuales para adoptar una nueva organización o filosofía o principio de actuación o camino deberá proceder de estos actores que en muchos casos actúan como guionistas.

El sector público
Debido a la componente de servicio público que tiene la protección civil, el sector público tiene absoluta relevancia a la hora de definir cómo evolucionará la protección civil. Pero en este sector hemos de distinguir entre varios actores que interpretan papeles muy diferentes y que incluso, a veces, no se corresponden con su rol.

Los partidos políticos
Los partidos pueden usar la protección civil como un espacio de confrontación entre las competencias del Estado y de las CCAA (véanse los recursos de las CCAA a las Leyes estatales de protección civil). Los partidos políticos también usan la regulación de las emergencias como elementos de disputa en su actividad legislativa en las CCAA (Véase la reciente retirada de la Ley de Bomberos de Euskadi por rechazo de los grupos parlamentarios de la oposición). También los partidos políticos (de la oposición) a nivel municipal utilizan las organizaciones de protección civil y de bomberos como arma arrojadiza, especialmente en época electoral.

Los políticos
Me refiero a los políticos (las personas electas) de los distintos niveles de las distintas administraciones y de distintos órganos que hay en el territorio del Estado, o sea CCAA, diputaciones y ayuntamientos, en la administración de este mosaico llamado España.

Los políticos del gobierno del Estado desean mantener su supremacía sobre la administración autonómica. Lo mismo pasa con la administración autonómica que con sus leyes de emergencia ha sometido a los ayuntamientos. Y los políticos de estos últimos rivalizan en la defensa de sus competencias ya que en muchos casos son los titulares de los servicios públicos que actúan en la emergencia.

Los sindicatos
Son los legítimos  representantes de cada grupo de trabajadores que no comparten ningún proyecto más que obtener el máximo porcentaje del pastel para los suyos (su casta) y el máximo rendimiento salarial para sus representados con el menor número de horas trabajadas (los ciudadanos y su seguridad a la que apelan continuamente les importan un comino (por decirlo elegantemente).  Aquí nos encontramos con grandes rivalidades, pues el titular de cada sigla en cada administración pugna por ser mayoritario lo que le hace ser más protestón que los demás), pero también hay serías disputas entre grupos de sindicatos de funcionarios y quienes no lo son. Por ejemplo un sindicato de trabajadores de TES en Navarra litigó contra el servicio de Bomberos de Navarra para que los bomberos no puedan atender  ambulancias, lo que venían haciendo desde hace mucho tiempo con absoluta normalidad y eficiencia (como lo hacen los bomberos en medio mundo o más). Lo que quiero significar es que no hay una estrategia sindical común, ya no hay sindicatos de clase, ahora son sindicatos corporativos, entre los que tenemos que distinguir entre varias facciones.

Los funcionarios en general
El Estado (administrativo) lo constituyen las personas que trabajan en la administración y en el caso de la administración de protección civil los funcionarios que trabajan en todos y cada órgano administrativo que presta servicios de protección civil o que se le reconozca bajo ese nombre o que él se identifique como tal. El comportamiento personal de cada una de estas personas ante un posible cambio será una actitud de defensa:
  • Lo primero, la supervivencia (defender su puesto y su salario)
  • Lo segundo es defender su statu quo
  • Lo tercero es defender que lo que tiene que hacer lo está haciendo bien (porque siempre se ha hecho así, porque nadie le ha dicho que haga otra cosa, porque nunca le han dicho que lo está haciendo mal, y porque nadie le ha dicho que se puede hacer mejor)
  • Lo cuarto es defender que nadie lo puede hace mejor

Las jefaturas de los servicios de emergencia y protección civil
Estos funcionarios tienen sus particularidades. Veamos algunas:
  • Muchos de ellos ocupan su puesto por libre designación.
  • Los que lo tienen por oposición se pueden encontrar que si no gozan de la confianza política, su servicio puede ser mutado, cambiado de nombre o degradado y siempre, siempre le pueden poner otro jefe por encima.
Así pues, se encuentran en una situación de debilidad y sometidos al poder político y por lo tanto difícilmente propondrán ningún cambio drástico que pueda suponer cualquier conflicto o perturbación a los dirigentes políticos o sindicales.

El 1-1-2
Aunque es una parte de la administración, merece la pena tratarlo como un actor diferente.
El número de teléfono al que llaman los ciudadanos no tiene un valor sustancial en las emergencias y su resolución, es tan solo un instrumento de utilidad gestionado por las CCAA para acceder a los servicios de emergencia, pero algunos políticos y funcionarios interesados de las CCAA lo han querido utilizar como una herramienta de poder para organizar y estructurar la protección civil y poner a los demás servicios de otras administraciones bajo su dependencia: <<Como yo soy el que recibe la llamada te llamo para lo que quiero, donde quiero y cuando quiero>>. Desgraciadamente tenemos demasiados ejemplos de que esto ha ocurrido y ocurre, aunque no en todas partes. Algunos centros 1-1-2, tienen un protagonismo que es de esperar que en el futuro vaya remitiendo, aunque algunos se montan tal aparato operativo y administrativo alrededor que luego resulta difícil de desmontar.

El poder económico
Es un actor más de este teatro, pero que mi juicio no tiene un papel preponderante. Las empresas del sector, los fabricantes de productos, los proveedores, no son determinantes, pero se benefician de la dispersión y atomización de los medios de emergencia (organizaciones, personal y materiales) y sus duplicidades y por tanto no propiciarán las unificaciones, uniones o ensamblajes que les pueda suponer la pérdida de algún cliente. Apenas tienen influencia, de lo que es o pueda ser protección civil, aunque en ocasiones contribuyen al caos involuntariamente, suministrando equipos a cualquiera que se los compre.

En todo caso podría haber un sector empresarial muy interesad: las empresas de servicios que gestionan los servicios públicos externalizados. Pudiera pensarse que son irrelevantes en el panorama de la protección civil en España, pero no deberíamos despreciar su poder pues aunque en sectores como en Bomberos apenas tienen presencia en un par de CCAA, en el sector de la  emergencia sanitaria tienen una elevada implantación en toda España y avanzará aún más a cuenta del título de Técnico de Emergencia Sanitaria –TES- con el que se pretende dejar fuera de esta actividad a los servicios de bomberos (en contra de lo que se hace en casi todo el mundo) y al voluntariado de primeros auxilios.

El público
O sea los ciudadanos. Las emergencias ordinarias o extraordinarias suponen en los ciudadanos una quiebra de su situación de normalidad, de su equilibrio, que les produce estrés, angustia, bloqueo de su raciocinio y de su capacidad de reacción etc., por lo que son poco críticos con todos los que les ayudan en situaciones de emergencia. No son los ciudadanos expertos en emergencias (aunque alguno habrá), y por tanto no son capaces de valorar la eficacia de la intervención o la calidad del servicio recibido y mucho menos la eficiencia del servicio prestado. En la gran mayoría de los casos se resuelve el problema, el incidente o la situación de emergencia y el ciudadano queda agradecido a los salvadores, rescatadores y auxiliadores que le han ayudado. No hemos de esperar que se produzcan grandes cambios en esta percepción. ¡Y si el público aplaude es que la gustado la obra!

El voluntariado
Los voluntarios de protección civil municipal constituyen la principal fuerza de protección civil del Estado por más que nadie lo quiera ver. Los aproximadamente 50 o 60 mil voluntarios de protección civil seguirán creciendo de la mano de las agrupaciones que con, o sin apoyo de los ayuntamientos son las organizaciones de derecho privado que canalizan el voluntariado social de emergencias.

Los escenarios
Los escenarios juegan un papel sustancial en la protección civil pues hay gran diversidad de ellos y todos son muy diferentes y en cada escenario diferente hay distintos actores que se comportan de forma diferente. Creo que esta diversidad de escenarios va a ser una constante en los próximos años por lo que la protección civil va a ser entendida de una manera y ejercida de manera peculiar según el escenario que haya en cada situación, lo que ofrece grandes espacios a la improvisación.

Pronóstico a diez años
Pues después de todas estas reflexiones ya toca hacer un ejercicio de vaticinio a medio plazo (diez años) basado en la intuición y los presentimientos.
  • Continuando con el símil de que la Protección civil es una obra de teatro, no observo ningún cambio importante del escenario, ni del fondo, ni de la iluminación, ni del libreto, ni de los actores, ni del público.
  • No debemos esperar ningún cambio de las reglas del juego. No habrá nuevas leyes. De hecho la reciente Ley de 2015 fue aprobada con los votos de PP, PSOE, EPC y UPN con mayoría abrumadora y no han mostrado ningún rechazo las principales asociaciones del sector por lo que no hay en el horizonte de las próximas legislaturas ningún cambio a la vista. Así que se seguirá con el mismo guión.
  • Observo que el Gobierno está muy cómodo en esta nueva situación. Actúa como quiere y cuando quiere, así que auguro que no habrá ningún cambio. Eso, sí, con la Ley de 2015 irá implantando un mayor control centralizado de la información, pero que no se notará demasiado. En todo caso se huirá de cualquier conflicto entre administraciones.
  • No parece que vaya a haber cambios en el concepto generalizado y amplio de la protección civil que he explicado en partes anteriores de este artículo. Ya ha quedado dicho que, no todos entienden lo mismo por protección civil. Algunos, que hacen una interpretación excluyente, desprecian algunos significados de protección civil. Al referirme en alguna ocasión a las agrupaciones de voluntarios de protección civil, me han respondido (a mí directamente, no es que me lo hayan contado) algunos responsables de Protección Civil de ayuntamientos: <<eso no es protección civil>>. Mi interpretación es más general, aunque algunos responsables de protección civil de CCAA se niegan a aceptar que el concepto de protección civil abarque la emergencia ordinaria, pues ellos no lo entienden así.
  • En la sociedad crecerá el sentimiento de ciudadano-contribuyente-pagador-de-impuestos con derecho a recibir cada vez más servicios públicos, lo que puede ir obligando a los políticos a aumentar las organizaciones de protección civil; todas, las de la emergencia ordinaria y extraordinaria. (He dicho aumentar, no mejorar, lo cual no tiene por qué ser necesariamente bueno). Esto ocurrirá principalmente en los municipios y provincias que amparándose en la obligación de “la promoción y el fomento de la participación social de la ciudadanía a través de entidades de voluntariado” apostarán por crear y sostener agrupaciones de voluntarios de todo tipo que atiendan las emergencias. Intuyo que los voluntarios de protección civil, forestales y emergencias municipales podrán llegar a los 100.000 en los próximos diez años. Además, esta medida cuenta con la adhesión de los ciudadanos.
  • La prevención será un gran campo de desarrollo de los servicios de emergencia tanto profesionales como voluntarios.
  • La formación a la sociedad será otra de las actividades en que se volcarán los servicios de emergencia más progresistas. La organización de campañas de prevención será una de las principales misiones de los servicios de emergencias locales. Esto no lo puede hacer el Estado: formar a los ciudadanos de una zona sísmica para que estén preparados en caso de terremoto lo podrán hacer con más garantía de éxito los servicios municipales o provinciales.
  • Creo que las protestas de los sindicatos de bomberos profesionales se atemperarán. Una queja sistemática en contra del voluntariado les hará perder popularidad y una rebeldía permanente puede llevar a políticos y ciudadanos a ponerles en el punto de mira y exigir su reorganización como pasó con los controladores aéreos.
  • Los servicios de ambulancias de emergencias se mantendrán mientras estén externalizados. Si hubiesen de ser rescatados y funcionarizados se cuestionará su existencia.
  • Como en la UME no hay sindicatos (que son quienes bloquean la mayoría de los cambios en los servicios de emergencias en la administración), los únicos cambios posibles pueden venir de esta entidad, ya que dependerán de la lógica, del interés general y de la decisión de sus mandos. Preveo que la UME poco a poco se irá haciendo con la gestión y control de los medios y recursos del Estado en las grandes emergencias o emergencias de protección civil, como todos los medios aéreos, tanto en incendios forestales como de rescate.

Así pues, resumiendo, no podemos esperar cambios sustanciales, ni grandes cambios. A nivel estatal, a nivel autonómico y municipal, cada uno seguirá con su concepto, desarrollando la protección civil a su aire; sin molestarse entre sí.

1 comentario:

  1. Hola Javier.
    Original planteamiento - análisis a partir del símil con una obra de teatro y que me parece muy acertado ya que la protección civil puede concebirse como tal ya que el público solo ve a los actores (principal/es y secundarios) pero en realidad se necesitan siempre un guionista (y guión), al director de obra (que a veces se ven tentados a hacer de guionista y/o de actores), atrezzo, iluminación, e incluso traspunte y apuntador.
    Coincido en que los cambios serán difíciles. Se echa en falta un análisis del sector corporativo en cuanto el desarrollo (real) de los servicios de autoprotección (más allá de hacer un plan de autoprotección y cumplir con la norma) y de la colaboración público - privada, que son dos ejes esenciales del desarrollo de la protección civil en un plano general de la sociedad, sobre la base de la co-responsabilidad de los ciudadanos y las organizaciones en que se integran en materia de emergencias.
    Por otra parte, no se trata de que algunos consideremos que la protección civil se restringe a la gran emergencia sino que son nuestra normas las que de forma clara así lo establecen des del inicio de la legislación democrática. Luego podemos estar o no de acuerdo en la diferenciación, pero eso es un criterio técnico y precisamente de aplicar criterios técnicos contrarios a la normativa es de donde surgen las contradicciones, las irregularidades, muchos de los problemas en definitiva.
    Veamos tu análisis de aquí 20 años... Siempre es interesante una visión de la protección civil des de una órbita cerca y a la vez externa.
    Un saludo.
    Sergio Delgado.

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