Se me antoja bastante difícil especular lo que pueda ocurrir en
la protección civil a largo plazo, pero a partir de lo establecido en el
artículo anterior y tras realizar algunas consideraciones previas, me
aventuraré a apuntar la evolución y las tendencias de la protección civil en
España para las dos próximas décadas.
Veamos algunas consideraciones que hemos de tener en cuenta para realizar
una prognosis a largo plazo, es decir a más de veinte años.
Emergencia ordinaria y
extraordinaria
Ya he mencionado anteriormente que creo que la división
entre emergencia ordinaria y extraordinaria no tiene sentido en la
planificación de emergencias en el siglo XXI. Si en algún momento se pudo
utilizar para trazar una división política y competencial de las emergencias
entre las administraciones, esto ya puede carecer de sentido.
Es absurdo planificar la respuesta en caso de gran emergencia sin haber
planificado y organizado la respuesta a las emergencias ordinarias y sin tener
en cuenta a todos los medios y recursos que operan en el día a día. El divorcio
entre ambos conceptos deberá acabar en un matrimonio de conveniencia.
Por otra parte, no es posible disponer de cuerpos
entrenados para su actuación en catástrofes si no están entrenados en el día a
día. Por ello, si queremos tener organizaciones y personas formadas en para las
situaciones extraordinarias lo mejor es que mantengan engrasada su maquinaria
con su participación en la emergencia ordinaria. No existe otra posibilidad;
bueno, si la hay, pero es nefasta.
Por cierto, esa división de emergencia ordinaria o
extraordinaria es una cuestión semántica para los que nos dedicamos a esto,
pues para un ciudadano una emergencia que le afecte a él solo, es siempre una
emergencia extraordinaria.
Con qué enseña se presta la ayuda
Los ciudadanos quieren estar protegidos por su
administración en cualquier contingencia y les da lo mismo quién le garantiza y
les ofrece esa protección. Les da igual que sea el Estado o su ayuntamiento, su
diputación o su comunidad, que sean civiles o militares y que sean voluntarios
o retribuidos, públicos o privados. A los ciudadanos les da igual la bandera, el
uniforme, la enseña o el escudo del que le presta la ayuda. Lo que quieren es
que el servicio sea razonablemente satisfactorio, tanto en las emergencias
ordinarias o comunes como en las extraordinarias.
Civil versus militar. Habíamos
entendido que la protección civil era organizada por la administración civil y
eso no se corresponde con las experiencias globales. Muchos servicios de
emergencias de muchos países del mundo son militares. Tenemos cerca las
experiencias de Francia donde Sapeurs-Pompiers de ciudades como París y Marsella son militares –para ellos, no
resulta incompatible-. Hoy en día, con las nuevas misiones de paz de los
ejércitos, se han mezclado los espectros y los roles civil y militar en cuanto al carácter
de los agentes que prestan la protección.
Público versus
privado
Siempre hemos pensado en la protección civil como algo público, pero
también este concepto se ha trasladado a las empresas privadas. En España, en
los años 80, fue una empresa ferroviaria la primera en acuñar el concepto de
protección civil como sinónimo de seguridad y al Director de Seguridad le llamó
Director de Protección Civil. Este comportamiento fue imitado por otras grandes
corporaciones, con lo que el nombre de protección civil dejó de pertener solo a lo publico. También hay muchas empresas privadas expertas en planificación de emergencias que se dedican a elaborar Planes de Protección Civil, pequeños y grandes.
No debería haber antagonismo entre público y privado. En la emergencia
ordinaria los entes privados tienen recursos propios de autoprotección y en la
emergencia extraordinaria todos los elementos públicos y privados han de estar
al servicio de la protección civil.
Profesional
(retribuido) versus voluntario
El modelo de atención de emergencias de muchos otros
países está basado en el voluntariado, o sea que básicamente el servicio se
presta con personal voluntario (a veces con alguna compensación económica) y
cuando no se puede prestar con voluntarios se contratan profesionales. La
experiencia de esos países nos muestra que la calidad del servicio prestado no
es peor en un caso que en otro. De hecho, nos aseguran que es más importante
una buena organización y formación, que si el personal cobra o no por sus
servicios. El modelo en España no es así, el modelo español se basa en atención
con profesionales remunerados y en algunos casos y en algunos lugares para
algunas funciones se complementa con personal voluntario.
Otros países
No conozco otros países de Europa donde se haya desarrollado un sistema
tan atomizado y disperso de organizaciones de protección civil como en España.
Por ejemplo, en Francia la Protección civil entendida como planificación para
las grandes emergencias lo lleva la “Securité civil” que es una organización
nacional que depende del Estado (no tienen CCAA) y que tiene como misión la
planificación y coordinación en caso de catástrofes. Tienen una autentica
simbiosis con los servicios de bomberos y de policía. En España, esta relación
ni existe ni la habrá; con la Ley de 2015 la han castrado para la siguiente
generación.
Pronóstico
a 20 años
Especulando sobre lo que puede pasar dentro de décadas,
mi intuición me dice que en lo que se refiere de las decisiones de gobierno, no
se van a producir grandes novedades sobre la situación actual. Es decir no va a
cambiar mucho el escenario general. Aunque pueden darse algunos pequeños
cambios y evoluciones parciales no cambiará mucho el panorama general.
- El modelo profesional no va a cambiar. Esto va a seguir siendo así. No veo cambios posibles en los próximos 20 o 30 años. El modelo español se seguirá sustentando en personal asalariado en todas las modalidades de la emergencia.
- El gasto público continuará realizándose por criterios políticos sin realizarse en sistemas escalables. No se ha diseñado un sistema básico de protección civil que procure atención satisfactoria a las emergencias comunes, a la emergencia cotidiana, a la ordinaria y planificando un sistema de atención progresiva a las emergencias de mayor nivel, con una cobertura de mayor ámbito territorial. Puede hacerse, pero no se ha hecho y no se hará.
- La deuda de la Administración española sigue creciendo y esto no puede seguir sucediendo eternamente, así que creo no se tardará mucho en tener que ponerle freno al gasto público lo que traerá irremisiblemente recortes en los presupuestos y en el número de funcionarios. Por muchas protestas que organicen los profesionales de emergencia en demanda de mejores condiciones, los alcaldes y políticos saben que si se lo dan a ellos tienen que quitárselos a otros ciudadanos. Se implantarán modelos de mayor flexibilidad.
- La integración de servicios de emergencia puede comenzar a extenderse en un par de décadas cuando se vayan retirando aquellas personas que los crearon y contribuyeron a su atomización. Según se vayan reduciendo los presupuestos públicos y se hagan números se comprobará que la unificación integración de funciones y de servicios nos puede ahorrar mucho dinero público.
- Los servicios de emergencia van adquiriendo cada día más formación y experiencia y en dos décadas más estarán muy acostumbrados a trabajar de forma colaborativa en todo tipo de emergencias. Con mayor empatía y conocimiento de los otros, las inter-relaciones de los equipos operativos serán mucho más fluidas que entre sus administraciones.
- Qué pasará con la UME
Si
en una década la UME ya se ha hecho con el control de los medios y recursos del
Estado eso será irreversible y seguirá siendo así para siempre. Ninguna
organización civil podrá competir con la UME.
- La UME aún no ha desarrollado un modelo de
voluntariado, que creo que podría ser viable en un par de décadas. Sería una
manera de “civilizarla” de que cuando se movilice lo haga con militares y con personal civil. Hay un gran campo de acción para
realizar esta actividad, ya que hay cantera social y el voluntariado municipal actual (más de 50.000
personas) está desregulado. Incluso quizás podría ser el germen de un modelo de
voluntariado social de emergencias que algún día se pueda instaurar como un
sistema de “Servicio social obligatorio” en el que los jóvenes presten
servicio a la sociedad en determinados destinos relacionados con la atención
emergencias. Como lo fue el servicio militar obligatorio, pero civil y por periodos
más cortos de tiempo.
- El modelo de la UME se propagará y extenderá por
otros países, sobre todo en los países menos desarrollados donde los ejércitos
tengan más peso en sus administraciones y especialmente en Sudamérica. Así pues,
con esta universalización se reforzará la existencia de la UME.
- La UME será el escaparate español de las
emergencias a través de la formación a otros ejércitos y a otras unidades (también civiles) de protección civil de otros países.
Realizará una excelente labor de promoción de los fabricantes y productos
nacionales de emergencia contribuyendo a abrir nuevos mercados en otras
naciones.
- La dependencia civil o militar de la UME podría
ser modificada en función de los partidos que lleguen a ocupar el gobierno de
España. Si alguno de los partidos emergentes llega al poder, intentarán someter
nuevamente la UME a la autoridad civil. Incluso es posible que reajusten su
tamaño, reduciéndolo, pero en ningún caso será suprimida.
-
Mediante convenios con las administraciones irá
participando más en las emergencias ordinarias sin que sea necesario declarar
emergencia de “interés nacional”. Esto le vendrá bien para intervenir más, adquirir más experiencia y tener más visibilidad y de paso hacerse más necesaria. Excepto a los bomberos profesionales (urbanos y forestales) que temen absurdamente su sustitución a todo el mundo le parece bien su intervención.
- Creo que asumirá un mayor papel en la prevención
y planificación de grandes emergencias.
Con carácter general aprecio que habrá algunos pequeños
cambios que se están dando de forma esporádica pero que se irán generalizando:
- Se producirá una gran evolución en la coordinación de emergencias. En el antiguo ideario de la emergencia estaban los incidentes o servicios simples, que a nadie se le ocurría llamarles emergencias, hasta que aparecieron servicios públicos que se pusieron ese nombre (sobre todos los servicios sanitarios que se enamoraron de la palabra). Estos servicios simples los resolvía un solo servicio público, el servicio de bomberos o el de ambulancias. Algunas situaciones más complicadas eran aquellas en que deberían actuar varios servicios conjuntamente (aquí fue cuando alguien pensó <<como no saben hablar entre ellos voy a crear un nuevo servicio para coordinarles y yo seré el jefe>> y así nació el servicio y el coordinador/director de protección civil. Otra situación más compleja surgió cuando los servicios públicos municipales ordinarios se veían desbordados y no tenían suficiente capacidad de respuesta y era necesario movilizar más recursos. Entonces ya parecía una emergencia mayor, y sin que esto supusiese que se trataba de una situación catastrófica, el coordinador de protección civil se erigió en director de las emergencias movilizando los recursos extraordinarios que quedaban bajo su autoridad basándose en que él los había llamado, aunque no tuviese conocimiento ni pericia en la resolución de las emergencias. Creo que esto no pasará dentro de 20 años. Se avanzará en la descentralización de la dirección de la emergencia estableciendo niveles y pautas de coordinación en función del tipo de emergencia, perdiendo rigidez los ámbitos de competencias institucionales.
- Una de las tendencias que tiene que imprimir carácter es aceptar, asumir y transmitir que la responsabilidad de la seguridad personal es de las personas, no de la Administración. Son las personas las primeras responsables de su propia seguridad. Por eso se mejorarán mucho los conocimientos de autoprotección de los ciudadanos. Los ciudadanos han de ser los primeros intervinientes en cada situación de emergencia antes de que lleguen los profesionales o los voluntarios o quién sea que tenga la encomienda social de movilizarse para prestar ayuda en caso de emergencia. Los ciudadanos tendrán la obligación solidaria de saber manejar un desfibrilador para atender a un ciudadano que esté a su lado y sufra una parada cardio-respiratoria, con la tranquilidad de saber que si le pasa a él, será otro ciudadano junto a él el que le salve la vida. Igualmente los ciudadanos serán responsables de conocer las pautas para no provocar un incendio y si se encuentra en situación de riesgo debe saber cómo ponerse a salvo. Y los servicios públicos serán los responsables de enseñar a los ciudadanos cómo hacerlo. Este será el verdadero cambio de paradigma del siglo XXI, no solo trabajar para los ciudadanos sino trabajar con los ciudadanos.
- Los salvadores pueden ser víctimasLas grandes emergencias pueden convertir en víctimas a los servicios de emergencias locales. Pocos ayuntamientos cuentan con organizaciones eficaces para enfrentarse a una situación seria de catástrofe. Los planes de emergencia suelen ser de papel y no contemplan con suficiente detalle la actuación en las grandes catástrofes. No creo equivocarme mucho si aseguro que no hay ningún plan de emergencia en España que tenga bien prevista la llegada de un contingente de más mil efectivos de equipos de rescate y apoyo del exterior que vengan a ayudar en una catástrofe en su territorio. El día que se tengan que enfrentar a esa realidad la situación será tan caótica y desordenada como fue en Lorca.Asumir esta vulnerabilidad favorecerá que se trabaje en el desarrollo de planes para reforzar la resiliencia de ciudades, áreas y regiones. Esta será una de las tendencias de los planes de emergencia del futuro: abordar la resiliencia desde una concepción integral y general de todos los servicios que afectan a la comunidad.
- Los servicios de emergencia (tanto voluntarios como profesionales) se irán haciendo cargo de tareas que tienen que ver con la defensa de la naturaleza, el medio ambiente y la fauna, tanto doméstica como salvaje. Ya hay ejemplos de intervenciones en caso de salvamento de delfines, cachalotes, ballenas, aves, etc., el salvamento de mascotas (perros gatos, etc.) atender el bienestar animal, o la retirada de animales peligrosos.
- La prevención va a ser una tendencia imparable.
- La ayuda humanitaria, dentro y fuera de nuestras fronteras puede ser una tendencia permanente, más allá de la moda de la preocupación por los refugiados que tiene ahora nuestra sociedad. Pero como esto es difícil hacerlo con funcionarios a no ser que se paguen horas extras o en tiempo libre, correrá principalmente a cargo de la UME o de las ONGs.
- Creo que mantendrá la tendencia de que la protección
civil no será planificada como un servicio público modular, escalonado,
escalable, desde los ayuntamientos hasta el Estado. Creo que es poco tiempo para que se haya
resuelto la división actual de compartimentos estancos de las administraciones.
Comentario adicional
Hay bastantes cuestiones sobre las que no me pronuncio. Es probable que de algunas me haya olvidado, pero hay otras sobre las que no comento nada porque soy incapaz de saber que ocurrirá con ellas.
Definición final (para quien la quiera)
Me apetece acabar este artículo con una pseudo definición(1)
extensiva de la protección civil:
Se entiende como protección civil el conjunto de organizaciones, servicios,
o acciones que tienen como fin, tanto la prevención (evitar que se produzcan
situaciones de emergencia), y la planificación de la respuesta, como la
actuación en cualquier situación de emergencia, ordinaria o extraordinaria.
(1) Se trata de una pseudo definición pues una autentica definición debería decir lo que es no lo que hace o que se entiende por el concepto que se quiere definir.
Publicado el 30 de junio de 2016
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Es muy difícil saber el futuro de la protección civil, por lo menos a mediano y largo plazo, uno según se manifiestan los acontecimientos tiene pistas, para llegar a ciertas conclusiones y estas están claramente expresadas en tu articulo. Aunque bueno, nunca se sabe, tal vez un grave acontecimiento, nos ordene el equipo y tengamos que (bajo presión) efectuar cambios para mejorar esto. Ya se sabe que algunas cosas funcionan de esta manera, (desgraciadamente claro). Cuando los alemanes bombardearon las ciudades británicas, los civiles tuvieron una destacada labor que aguantó el terrible ataque que destruyó un millón de edificios y mato a 43.000 personas. Creo que mas que nada, el futuro de la protección civil esta dado en su base. En la mayoría de los países del mundo en donde existe la protección civil, la columna vertebral de esta son los Cuerpos de Bomberos. He leído atentamente tu articulo sobre la UME, Y tu comentario en que varios países tienen militares dentro de las emergencias, esto es muy cierto Brasil por ejemplo los Bomberos tienen estado militar, en su casi totalidad, creo que uno de los problemas mas graves de la UME como sistema vertebral operativo de la protección civil es que con dinero todos somos bastante eficientes, Y un sistema operativo debe funcionar con y sin dinero y en general cuando ocurre algo muy grave a nivel nacional nos quedamos sin pasta, Nuestro sistema de bomberos tiene un presupuesto de 1300 millones de euros y la UME 1600 millones mas agregados 100 de aquí 40 de allí, Mi pregunta es si estamos preparados para enfrentar una grave epidemia, un tsunami como el de Cadiz en el 1755, una inundación como la de Euskadi en los 80 o una sequía de 4 años como en California. Podemos enfrentar esto solo con personal pago o necesitamos de todos para fortalecer el sistema? Creo que peligrosamente, creemos que debe haber gente para el día a día y gente para las catástrofes y desastres y si todos participan en su medida y orden en todos los eventos? Los países mas avanzados buscan la participación de la gente para ayudar, como por ejemplo los Bomberos de París en una aplicación telefónica para atender paradas cardíacas, Creo que se debe fomentar la participación de la sociedad como responsables de una parte de SU SEGURIDAD ANTE EVENTOS DIARIOS O CATÁSTROFES. Peligrosamente construimos casas en medio de arboledas enormes y creemos que vendrá alguien si se prende fuego, eso normalmente es así pero si nos toca una tormenta de fuego como en Canadá, O Valparaiso, estaremos solos. Y es ahí en donde el sistema tiene que funcionar. Me paso discutiendo con colegas que dicen que somos menos vulnerables que hace 30 o 50 años, puede que tengan razón, pero yo no veo con muchas posibilidades de sobrevivir a nuestros vecinos por si mismos en un conflicto como el de Siria o en un terremoto como el de Chile o Ecuador. sigue parte 2
ResponderEliminarparte 2 Nuestra sociedad esta relajada, vivimos genial, seguros,la emergencia es para los profesionales, marco 112 y en un ratillo están, para que aprender RCP? o inmovilizar una pierna? Estamos instalando desfribriladores por todas partes pero mucha gente no sabe hacer una RCP ni utilizar el DESA, de adorno están si no entrenamos a la sociedad, Para que tener reserva de agua en mi casa de campo, ya subirán los bomberos con cisternas. Tenemos que basar la proteccion civil en solidas columnas, que hagan que nuestro sistema supere las pruebas mas difíciles y esto es de abajo hacia arriba, con todo el respeto que me merecen nuestros compañeros de los cuerpos de Élite de ayuda internacional, muchos de los rescates y atenciones de personas en una catástrofe de un país medianamente preparado son atendidas por la gente y los servicios de emergencia del lugar, en las primeras horas del evento, ES AHÍ DONDE HAY QUE INVERTIR, ENTRENAR, ASESORAR, GESTIONAR, FORTALECER, COADYUVAR, la protección civil es una ciencia, es arte de gestión en el que TODOS TIENEN QUE TENER SU LUGAR, de acuerdo a su formación y capacidad. No se como sera el futuro, pero el acontecimiento grave ocurrirá, nadie sabe donde y cuando, estar preparados puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de muchos, pensemos si vamos bien encaminados. Un saludo grande.
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